Entonces el Rey dirá a los que
estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el
reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber.
Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve
desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y
me visitaron”.
Entonces esas personas justas
responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o
con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo
y te dimos ropa, o te vimos enfermo
o en prisión, y te visitamos?”.
Y el Rey dirá: “Les digo la verdad,
cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de éstos, mis
hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”.
Luego el Rey se dirigirá a los de
la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los malditos, al fuego eterno
preparado para el diablo y sus demonios! Pues tuve hambre, y no me alimentaron. Tuve sed, y no me dieron de
beber. Fui extranjero, y no me invitaron a su hogar. Estuve
desnudo, y no me dieron ropa. Estuve enfermo y en prisión, y no me visitaron”.
Entonces ellos responderán: “Señor,
¿en qué momento te vimos con hambre o con sed o como extranjero o desnudo o
enfermo o en prisión y no te ayudamos?”.
Y él responderá: “Les digo la
verdad, cuando se negaron a ayudar al más insignificante de éstos, mis
hermanos, se negaron a ayudarme a mí”.
Y ellos irán al castigo eterno,
pero los justos entrarán en la vida eterna (Mat. 25:31-46, NTV).
Esta
parábola presenta una obra de juicio en la cual Jesús separa al verdadero
cristiano del mero religioso. Pero mi propósito no es hablar del juicio. Mi enfoque
en este artículo es concienciar a nuestra sociedad respecto a las personas
desamparadas. Los desamparados son aquellos que hemos abandonado. Son los desvalidos, indefensos, solitarios,
desatendidos, huérfanos, solitarios, inhabitados, entre otros. Digo entre otros
porque las
personas desamparadas no son solamente aquellos pobres en el aspecto material, sino también en
lo espiritual. Los faltos de fe. Los huérfanos espirituales.
Jesús
dijo: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más
humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mat. 25:40, NTV).
Respecto
a este pasaje, el padre Delouvroy, dice que “Cada uno de nosotros puede leer
estas palabras en el contexto de su trabajo cotidiano, de su vida familiar, de
su «tiempo libre», de sus relaciones sociales, de su vida económica, de sus proyectos,
deseos, mentalidades..., y preguntarse: ¿Estas palabras tienen peso en mi vida,
son significativas y tienen importancia para mí?” (Padre Agustín Delouvroy,
sptm, (http://6865.blogcindario.com/).
Estas palabras deberían tener el
mismo peso para el evangélico, pentecostal, presbiteriano, episcopal,
adventista, etc. Deberían ser tan significativas para nosotros como lo son para
Jesús. Como seguidores de Cristo, es nuestro deber ayudar al prójimo en todo lo
posible. La Palabra de Dios dice: “No te niegues a hacer un favor, siempre que
puedas hacerlo” (Prov. 3:27, TLA).
“… todo lo que
esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño…” (Ecl. 9:10. DHH).
El mensaje es claro. Que nos
acordemos y ayudemos a los pobres. Porque “en cuanto a los pobres, siempre los tendremos
cerca de nosotros” (Jn. 12:8, RVR). Y de los ricos dice: “Pero si alguien es
rico, y ve a su hermano en necesidad y no siente el deseo de ayudarlo, ¿cómo
puede vivir el amor de Dios en él?” (1 Jn. 3:17, PDT).
Estamos viviendo en tiempos
difíciles. Nuestra sociedad se desintegra poco a poco. Vivimos en una sociedad
donde los principios bíblicos son pisoteados. Donde los valores son deshonrados.
Una sociedad que cada día se sumerge en el crimen. Que presenta problemas de desempleo,
pobreza extrema, discrimen, conflictos bélicos, conflictos religiosos, entre
otros. Este es el pan nuestro de cada día. Ante un cuadro tan deprimente surge la
siguiente pregunta: ¿Qué estamos haciendo nosotros como cristianos para ayudar
al prójimo? No olvidemos las palabras de Jesús, “Les aseguro que todo lo que
hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron”
(Mat. 25:40, NTV).
De acuerdo a la Organización de las
Naciones Unidas, este año 2013, el planeta sufrirá una crisis de hambruna mundial. El economista
Abdolreza Abbassian, jefe de la Organización de la ONU para la Alimentación y
la Agricultura (FAO), dice que se ha producido menos de lo que estamos
consumiendo. Por eso, los almacenes van agotándose. Los suministros en todo el
mundo están muy limitados ahora y las reservas están a un nivel muy bajo, lo
que presupone que el año que viene no habrá lugar para eventos
inesperados".
Según Abbassian, el consumo superó
la producción durante los últimos 11 años, sumado al hecho de que en el 2012,
las cosechas fueron más escasas que en los últimos 40 años. En la actualidad existen 870 millones de personas en
el mundo que se encuentran malnutridas, cifra que se elevará en el 2013 y que,
en consecuencia, motivará disturbios en diversos lugares. Estamos
entrando en una era de crecimiento de los precios de la comida y de extensión
de la hambruna. Mientras que el mundo pasa de una época de abundancia de
alimentos a la de escasez, la tierra se convierte en el bien más solicitado
(…). El déficit de comida socavó las civilizaciones anteriores. Estamos en el
mismo camino" (http://www.rpp.com.pe/2012-10-14-en-el-2013-el-mundo-sufrira-hambruna-mundial-advierte-onu-noticia_530760.html).
Incluso, el informe de la FAO, en su apartado para la pobreza anuncia que en el 2015, millones de niños morirán de hambre. Que cada 3.5 segundos muere un niño de hambre en el mundo (www.fao.org/index_es.htm).
La cifra de los 870 millones de
personas desnutridas ha sido superada. Según una información que circula en “internet”,
existen 925 millones de personas
desnutridas. En la siguiente fuente de información encontramos que “Hay 925 millones
de personas desnutridas en el mundo. Esto significa que al menos uno de cada
seis personas no tiene alimentos suficientes para estar saludable y llevar una
vida activa. El hambre y la desnutrición son considerados a nivel mundial el
principal riesgo a la salud, más que el SIDA, la malaria y la tuberculosis
juntas. Entre las principales causas del hambre están los desastres naturales,
los conflictos, la pobreza, la falta de infraestructura agrícola y la
sobre-explotación del medioambiente. Recientemente, el número de personas con
hambre ha aumentado debido a las crisis financieras y económicas” (http://elfindelmundoseacerca.com).
Al final de este párrafo encontrarás dos direcciones
cuya información tiene que ver con el gasto mundial en armas de algunos países.
Junto a estos se encuentra los Estados Unidos de América, superándolos en gran
manera. Traigo esto a colación porque los gastos en armas de
estos países superan en ciento noventa (190) veces al de la lucha contra el
hambre.
Parece increíble, pero es la realidad. ¡No se sorprenda! ¡Es el mismo mundo en
el cual usted y yo vivimos! El mundo donde muchos tienen para comprar zapatos caros,
ropa cara, televisor plasma, boletos costosos para actividades, películas de
calidad, etc. Cosas que sobrepasan el presupuesto de la familia. Pero son los
mismos que le ruegan al vecino por un bocado de pan para sus hijos. O le roban al
vecino para poder comer. ¡Sí, es el mismo mundo en el cual usted y yo vivimos! Aquí
están las direcciones: (http://www.herbogeminis.com/IMG/pdf/Gasto_mundial_armas.pdf). También puede acceder esta
otra dirección donde se presenta una tabla con el desglose de los gastos (http://datos.bancomundial.org/indicador/MS.MIL.XPND.GD.ZS).
Hay que pedir a Dios que ponga el espíritu de
compasión en nuestras vidas. Pidámosle a Dios que obre en nosotros tanto el
querer como el hacer su buena voluntad (Filp. 2:13), para que podamos mirar a
nuestro prójimo con ojos de amor. Hay que orar más para que Dios nos deje ver
la necesidad espiritual y física de nuestro prójimo. Necesitamos del AMOR de Dios.
Procuremos pues este SENTIR que hubo en Cristo Jesús (Filp. 2:5). Hay que mirar
más allá para ver la necesidad de nuestros hermanos.
Hoy estamos bien pero no sabemos cómo será el mañana.
Hoy estamos llenos de salud, amor y prosperidad. Mañana podemos estar enfermos
sin amor y sin recursos económicos. Pidamos a Dios que nos cuide y nos proteja.
Que nos guíe hacer el bien y ayudar al prójimo.
Seamos más que agradecidos con la vida que Dios nos ha dado. Aprendamos a valorar lo que tenemos y a compartirlo con el prójimo.
“La ayuda al prójimo debería ser una costumbre diaria, natural y sin esperar recompensas. Lo único indispensable es querer y tener las ganas para hacerlo. Ayudar al prójimo, no es una tarea compleja. Solo nace en nuestros corazones, reflejándose en cada acción cotidiana. Ayudar al que más lo necesita es tarea de todos. La ayuda al prójimo engrandece el alma y los corazones del que da y el que recibe. Ayudar no es solo recursos materiales sino, entregar por completo una parte de ti dando tus alegrías y tus virtudes” (http://marthami.blogspot.com/p/quien-es-el-projimo.html).
Dios te bendiga
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