viernes, 27 de septiembre de 2013

Conciencia Social

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria acompañado por todos los ángeles, entonces se sentará sobre su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán en su presencia, y él separará a la gente como un pastor separa a las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron”.

Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa, o te vimos enfermo o en prisión, y te visitamos?”.

Y el Rey dirá: “Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de éstos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”.

Luego el Rey se dirigirá a los de la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios! Pues tuve hambre, y no me alimentaron. Tuve sed, y no me dieron de beber. Fui extranjero, y no me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y no me dieron ropa. Estuve enfermo y en prisión, y no me visitaron”.

Entonces ellos responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre o con sed o como extranjero o desnudo o enfermo o en prisión y no te ayudamos?”.

Y él responderá: “Les digo la verdad, cuando se negaron a ayudar al más insignificante de éstos, mis hermanos, se negaron a ayudarme a mí”.

Y ellos irán al castigo eterno, pero los justos entrarán en la vida eterna (Mat. 25:31-46, NTV).

Esta parábola presenta una obra de juicio en la cual Jesús separa al verdadero cristiano del mero religioso. Pero mi propósito no es hablar del juicio. Mi enfoque en este artículo es concienciar a nuestra sociedad respecto a las personas desamparadas. Los desamparados son aquellos que hemos abandonado. Son los  desvalidos, indefensos, solitarios, desatendidos, huérfanos, solitarios, inhabitados, entre otros. Digo entre otros porque las personas desamparadas no son solamente aquellos pobres en el aspecto material, sino también en lo espiritual. Los faltos de fe. Los huérfanos espirituales.
Jesús dijo: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mat. 25:40, NTV).

Respecto a este pasaje, el padre Delouvroy, dice que “Cada uno de nosotros puede leer estas palabras en el contexto de su trabajo cotidiano, de su vida familiar, de su «tiempo libre», de sus relaciones sociales, de su vida económica, de sus proyectos, deseos, mentalidades..., y preguntarse: ¿Estas palabras tienen peso en mi vida, son significativas y tienen importancia para mí?” (Padre Agustín Delouvroy, sptm, (http://6865.blogcindario.com/).

Estas palabras deberían tener el mismo peso para el evangélico, pentecostal, presbiteriano, episcopal, adventista, etc. Deberían ser tan significativas para nosotros como lo son para Jesús. Como seguidores de Cristo, es nuestro deber ayudar al prójimo en todo lo posible. La Palabra de Dios dice: “No te niegues a hacer un favor, siempre que puedas hacerlo” (Prov. 3:27, TLA). “… todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño…” (Ecl. 9:10. DHH).    

El mensaje es claro. Que nos acordemos y ayudemos a los pobres. Porque “en cuanto a los pobres, siempre los tendremos cerca de nosotros” (Jn. 12:8, RVR). Y de los ricos dice: “Pero si alguien es rico, y ve a su hermano en necesidad y no siente el deseo de ayudarlo, ¿cómo puede vivir el amor de Dios en él?” (1 Jn. 3:17, PDT).

Estamos viviendo en tiempos difíciles. Nuestra sociedad se desintegra poco a poco. Vivimos en una sociedad donde los principios bíblicos son pisoteados. Donde los valores son deshonrados. Una sociedad que cada día se sumerge en el crimen. Que presenta problemas de desempleo, pobreza extrema, discrimen, conflictos bélicos, conflictos religiosos, entre otros. Este es el pan nuestro de cada día. Ante un cuadro tan deprimente surge la siguiente pregunta: ¿Qué estamos haciendo nosotros como cristianos para ayudar al prójimo? No olvidemos las palabras de Jesús, “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mat. 25:40, NTV).

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, este año 2013, el planeta sufrirá una crisis de hambruna mundial. El economista Abdolreza Abbassian, jefe de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dice que se ha producido menos de lo que estamos consumiendo. Por eso, los almacenes van agotándose. Los suministros en todo el mundo están muy limitados ahora y las reservas están a un nivel muy bajo, lo que presupone que el año que viene no habrá lugar para eventos inesperados".

Según Abbassian, el consumo superó la producción durante los últimos 11 años, sumado al hecho de que en el 2012, las cosechas fueron más escasas que en los últimos 40 años. En la actualidad existen 870 millones de personas en el mundo que se encuentran malnutridas, cifra que se elevará en el 2013 y que, en consecuencia, motivará disturbios en diversos lugares. Estamos entrando en una era de crecimiento de los precios de la comida y de extensión de la hambruna. Mientras que el mundo pasa de una época de abundancia de alimentos a la de escasez, la tierra se convierte en el bien más solicitado (…). El déficit de comida socavó las civilizaciones anteriores. Estamos en el mismo camino" (http://www.rpp.com.pe/2012-10-14-en-el-2013-el-mundo-sufrira-hambruna-mundial-advierte-onu-noticia_530760.html).

Incluso, el informe de la FAO, en su apartado para la pobreza anuncia que en el 2015, millones de  niños morirán de hambre. Que cada 3.5 segundos muere un niño de hambre en el mundo (www.fao.org/index_es.htm).

La cifra de los 870 millones de personas desnutridas ha sido superada. Según una información que circula en “internet”, existen 925 millones de personas desnutridas. En la siguiente fuente de información encontramos que “Hay 925 millones de personas desnutridas en el mundo. Esto significa que al menos uno de cada seis personas no tiene alimentos suficientes para estar saludable y llevar una vida activa. El hambre y la desnutrición son considerados a nivel mundial el principal riesgo a la salud, más que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas. Entre las principales causas del hambre están los desastres naturales, los conflictos, la pobreza, la falta de infraestructura agrícola y la sobre-explotación del medioambiente. Recientemente, el número de personas con hambre ha aumentado debido a las crisis financieras y económicas” (http://elfindelmundoseacerca.com).

Al final de este párrafo encontrarás dos direcciones cuya información tiene que ver con el gasto mundial en armas de algunos países. Junto a estos se encuentra los Estados Unidos de América, superándolos en gran manera. Traigo esto a colación porque los gastos en armas de estos países superan en ciento noventa (190) veces al de la lucha contra el hambre. Parece increíble, pero es la realidad. ¡No se sorprenda! ¡Es el mismo mundo en el cual usted y yo vivimos! El mundo donde muchos tienen para comprar zapatos caros, ropa cara, televisor plasma, boletos costosos para actividades, películas de calidad, etc. Cosas que sobrepasan el presupuesto de la familia. Pero son los mismos que le ruegan al vecino por un bocado de pan para sus hijos. O le roban al vecino para poder comer. ¡Sí, es el mismo mundo en el cual usted y yo vivimos! Aquí están las direcciones: (http://www.herbogeminis.com/IMG/pdf/Gasto_mundial_armas.pdf). También puede acceder esta otra dirección donde se presenta una tabla con el desglose de los gastos (http://datos.bancomundial.org/indicador/MS.MIL.XPND.GD.ZS).
Hay que pedir a Dios que ponga el espíritu de compasión en nuestras vidas. Pidámosle a Dios que obre en nosotros tanto el querer como el hacer su buena voluntad (Filp. 2:13), para que podamos mirar a nuestro prójimo con ojos de amor. Hay que orar más para que Dios nos deje ver la necesidad espiritual y física de nuestro prójimo. Necesitamos del AMOR de Dios. Procuremos pues este SENTIR que hubo en Cristo Jesús (Filp. 2:5). Hay que mirar más allá para ver la necesidad de nuestros hermanos.   
 
 
La Palabra de Dios dice: “Compartan su comida con los hambrientos y den refugio a los que no tienen hogar; denles ropa a quienes la necesiten y no se escondan de parientes que precisen su ayuda. Alimenten a los hambrientos y ayuden a los que están en apuros” (Is. 58:7-10, NTV).

Hoy estamos bien pero no sabemos cómo será el mañana. Hoy estamos llenos de salud, amor y prosperidad. Mañana podemos estar enfermos sin amor y sin recursos económicos. Pidamos a Dios que nos cuide y nos proteja. Que nos guíe hacer el bien y ayudar al prójimo.    



Seamos más que agradecidos con la vida que Dios nos ha dado. Aprendamos a valorar lo que tenemos y a compartirlo con el prójimo.




“La ayuda al prójimo debería ser una costumbre diaria, natural y sin esperar recompensas. Lo único indispensable es querer y tener las ganas para hacerlo. Ayudar al prójimo, no es una tarea compleja. Solo nace en nuestros corazones, reflejándose en cada acción cotidiana. Ayudar al que más lo necesita es tarea de todos. La ayuda al prójimo engrandece el alma y los corazones del que da y el que recibe. Ayudar no es solo recursos materiales sino, entregar por completo una parte de ti dando tus alegrías y tus virtudes” (http://marthami.blogspot.com/p/quien-es-el-projimo.html).

Dios te bendiga  

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