Estudio de 2 Samuel 6:1-23 (cf. 1 Cron. 13:1-14)
En este capítulo se presentan varios asuntos de suma importancia. Observemos al rey David, pidiendo consejo pero sin contar con la voluntad del Eterno. “Consultó con todos sus oficiales, generales y capitanes de su ejército. Luego, se dirigió a toda la asamblea de Israel con las siguientes palabras: «Si ustedes lo aprueban y si es la voluntad del Señor nuestro Dios, enviemos un mensaje a todos los israelitas por toda esta tierra, incluidos los sacerdotes y los levitas en sus ciudades y pastizales, a que se unan a nosotros. Es hora de traer de regreso el Arca de nuestro Dios, porque la descuidamos durante el reinado de Saúl». Toda la asamblea estuvo de acuerdo, porque el pueblo comprendía que esto era lo correcto” (1 Crón. 13:1-4).
El arca en los hombros
El arca en la carreta
Fueron las
instrucciones dadas por el Eterno Dios de Israel. Ese fue el método. Pero David
utilizó un método incorrecto. Claro está, no buscó la dirección del Eterno. Y
si así fuera, estaba llevando el Arca de manera incorrecta. Como mejor le
pareció. Pero el Arca debía llevarse sobre los hombros. Así como nuestro Señor
Jesucristo llevó sobre sus hombros nuestros pecados (Isa. 53:4, 5). Así
también, ha sido puesto sobre nuestros hombros el evangelio de Cristo, para
llevarlo a todos aquellos que no le conocen (Mar. 16:15; Jn. 17:3). Si
aceptamos servir al Dios Eterno, hagámoslo bajo el método establecido por Él.
¡No hay otro medio para transportar el evangelio! ¡No hay otro medio de
salvación! (Hec. 4:12). A nosotros se nos ha dado la encomienda y el método exacto
para proclamar el evangelio. Si lo hacemos de la manera correcta, estaremos
cumpliendo con la voluntad de Dios.
Muchos al igual
que Uza, meten las manos en ministerios donde el Eterno no los ha llamado.
Estos son los que actúan por voluntad propia. Así como David, utilizan métodos
(nuevas carretas) que no son aprobados por el Eterno. Estos son como piedra de
tropiezo en los planes de Dios. No tratemos de impresionar con nuestros
métodos. No seamos emocionalistas[1] como los israelitas. El
emocionalismo no
impresiona a Dios. Hay muchos que se hacen llamar cristianos pero su vida es un
vivo ejemplo de aquellos que no se rigen por la voluntad de Dios. No obedecen
sus mandamientos. Utilizan sus propios métodos. Usted los puede ver en la
iglesia cantando, danzando, tocando todo tipo de instrumentos, etc., pero esa
apariencia no impresiona al Eterno_ “Pues Dios ve no como el hombre ve, pues el
hombre mira la apariencia exterior, pero el SEÑOR mira el corazón” (1 Sam.
16:7, LBLA). Podemos sentirnos bien con nosotros mismos, pero si no obedecemos
la voluntad de Dios, estaremos perdiendo el tiempo, porque “Dios no puede ser
burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gál. 6:7,
RVR 1960). Y no solamente el tiempo, sino la salvación. Que no nos pase como al
pueblo de Israel, que por no obedecer terminó lamentándose_ “pasó la siega,
terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos” (Jer. 8:20, RVR 1960). Lo
que pudo haber sido una bendición para David, se convirtió en maldición por no
obedecer. David confió en su pueblo, en el hombre y se olvidó de Dios. El Señor
dice: “Maldito aquel que aparta de mí su corazón, que pone su confianza en los
hombres y en ellos busca apoyo” (Jer. 17:5, DHH).
Usted dirá que
la muerte de Uza fue injusta. Dirá que los filisteos transportaron el Arca de
la misma manera que lo hizo el rey David y no les sucedió nada. Decir que la
muerte de Uza, fue injusta es incorrecto. Es como culpar a Dios por lo que
sucedió. Pero recuerde, la Biblia dice que Dios es justo (Sal. 7:11). En
realidad, es difícil conocer el estado mental de Uza, en el momento que se
acercó al Arca para sostenerla. Algunos dirán que su intensión era buena. Que
solo quería protegerla. Otros dirán que su acción fue un acto de presunción e
irreverencia. ¿Cuál fue su intensión?, ¿Cuál era su estado mental en ese
momento? No lo sabemos. El asunto es que su acción fue un acto de profanación
que no quedó por desapercibido. Es correcto que los filisteos transportaron el Arca en
una carreta. Pero estas personas lo hicieron por ignorancia porque desconocían
la ley. Eran impíos. Y aun así, cuando retuvieron el Arca, sufrieron
enfermedades. Es verdad que las mismas fueron aliviadas por sus ofrendas, pues
ellos no conocían la ley. No se les había dado (1 Sam. 5:1; 6:19). En la
literatura veterotestamentaria, encontramos casos donde la justicia requiere la
preservación de los justos, pero no así con los impíos, que solo la
misericordia los podía librar (ej. Gén. 18:26).
En cuanto a
Uza, era un levita instruido en la ley. Así que sufrió el castigo por su
presunción y desobediencia. Uza, estaba muy familiarizado con el Arca. Él y su
hermano Ahío, tenían 20 años de experiencia cuidando el Arca (1 Sam. 7:1, 2; 2
Sam. 6:3). ¡Tremenda experiencia! Por eso, David los escogió para que llevaran
el Arca a Jerusalén. Pero el Arca no debía ser transportada por quien tuviera
más experiencia, sino por los coatitas como decía la ley (Núm. 3: 6-8, 31;
4:15). Estos eran los encargados de llevar sobre sus hombros los servicios del
tabernáculo (Núm. 7:9). Este incidente ilustra la familiaridad y religiosidad
que tienen muchos cristianos hacia la ley del Eterno. A veces nuestro
testimonio y acciones dan fe que no conocemos realmente a Dios. Que no hemos
tenido una experiencia personal con Dios. Si queremos invocar el nombre del
Eterno y estar ante su presencia, lo debemos hacer con respeto y reverencia. No
basta tener 20 años o más de experiencia como Uza. No importa si hemos tenido
el privilegio de ocupar todos los puestos o ministerios en la iglesia. No
importa tener un vasto conocimiento en estudios teológicos. No importa quién
sea usted, si es pastor, profeta, evangelista, etc. Nada de esto vale si no
tenemos a diario una experiencia personal con Dios (Jn. 17:3)[2]. Una
experiencia la cual nos lleve a obedecer su Palabra. Que nos guie hacer su
voluntad. Hay un mensaje
que ha sido puesto sobre nuestros hombros. El mismo requiere de compromiso y
obediencia a Dios.
Muchos creen en
Dios pero no basta. Uza
creía en el Dios Eterno, pero estaba muy lejos de creer al Eterno. Una cosa es
creer [en] Dios, y otra cosa es creer [a] Dios. Una cosa es creer
en las promesas, y otra cosa es creer al Dador de las promesas. Una cosa es
creer en los mandamientos y otra cosa es creer Al que los escribió con su dedo.
Una cosa es creer en los mandamientos y otra cosa es obedecerlos. Entiende
ahora porqué existen tantas religiones hoy día. Están lo que obedecen [a] Dios
y siguen su Palabra (Isa. 8:20; Apoc. 14:12). Pero también están los que creen
[en] Dios y entienden que su Palabra debe ser enseñada de acuerdo a su
filosofía, teología, tradición, etc. Estos son los que obedecen mandamientos de
hombres (Ti. 1:14). Esto es lamentable, porque no es como nos parece a
nosotros, sino como dice la Palabra_ “Así dice el Señor”. Si Uza hubiera creído
[a] Dios no hubiese sujetado el Arca de la presencia. Esto nos enseña que
independientemente de lo que usted piense o crea, Dios no necesita de usted
para proteger su santidad (Job. 15:15). Como alguien dijo: “Uza a un precio personal
muy grande, nos enseña una valiosa lección: Dios no es seguro. Dios no es una
deidad casera, guardada y protegida contra cualquier daño. Nuestro rol en esta
tierra, seas profeta, rey, sacerdote, político, banquero o lo que sea no es
guardar a Dios de accidente o apuro. Dios se puede cuidar solo”[3]. No meta
las manos en ministerios donde usted no ha sido llamado. No siga tocando a su
antojo las cosas sagradas.[4] No es
como a nosotros nos parece. Es como a Dios le parece. De acuerdo a su Palabra.
Parece increíble,
pero hay muchos atrevidos metiendo las manos en ministerios donde Dios no los
ha llamado. A menudo usted los escucha desde el altar exigiendo y dando órdenes
al Dios Eterno para que realice milagros, sanaciones, etc. Increíble pero
cierto. No estamos para exigir ni para dar órdenes. A Dios no se le da órdenes:
“¿Acaso me das órdenes acerca de la obra de mis manos?” (Isa. 45:11, NTV). Dios
se merece todo el honor y la honra. Por lo tanto, tratemos al Todopoderoso con
respeto y reverencia.
Otro asunto
que ilustra este capítulo es la muerte de Uza. Él murió [junto] al Arca. Este
incidente es muy triste. Fueron 20 años de experiencia cuidando el Arca del
pacto. Y en fracciones de segundos, por descuido en su vida espiritual cae
fulminado ante la presencia del Eterno. ¿Qué pasó con la vida espiritual de
este hombre? ¿A caso había tibieza? (Apoc. 3:16). Uza fue herido de muerte por
el Eterno. Pero en muchos aspectos en su vida espiritual ya estaba muerto. Esto
me hace pensar cuando no se le permitió a Moisés entrar a la tierra prometida.
A Moisés se le dio instrucciones para que hablara a la roca pero este la golpeó
dos veces desobedeciendo la orden de Dios (Núm. 20:1-13). Moisés murió casi
llegando a la tierra prometida pero no pudo entrar por su desobediencia. Uza
murió junto al Arca pero no llegó a su destino por su desobediencia. Y usted,
está todavía de camino hacia la tierra prometida sabiendo que sus pecados no lo
dejaran entrar, o está en plena procesión al igual que Uza cuya presunción[5] lo llevó
a la muerte tratando de tocar las cosas sagradas. ¡Qué triste será si perdemos
una salvación tan grande por no obedecer! “! Horrenda cosa es caer en las manos
del Dios vivo!” (Heb. 10:31, NBLH)[6]. No es
lo mismo morir [junto a] Cristo que morir [con] Cristo_ “Con Cristo estoy
juntamente crucificado…” (Gál. 2:20, RVR 1960). He aquí la diferencia.
Hay quienes
ponen su salvación en peligro creyendo que Dios es su compinche, su pana, su
amigote. Estos son los que dicen ‘después de todo, Dios me perdona’. Pecan a
sabiendas sin importarle que hay pecado de muerte.
“Porque hay pecados que llevan a la muerte, y quiero decirles que no se debe
orar por quienes los cometen” (1 Jn. 5:16, TLA)[7]. La
obediencia es trascendental para la salvación. Hay que valorar la salvación que
es en Cristo Jesús. “Si el mensaje que anunciaron los ángeles resultó ser
verdad, y quienes no lo obedecieron recibieron el castigo que merecían, con más
razón seremos castigados nosotros si no reconocemos el gran valor de la
salvación que Él nos ofrece” (Heb. 2: 2-3, TLA). Para todos aquellos que les
gusta mentir, robar, calumniar, etc., esto es pecar a sabiendas. Pues_ “…sepan
bien que su pecado los alcanzará” (Núm. 32:23, RVC). Sabemos que la Palabra de
Dios dice: “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y
se aparta alcanzará misericordia” (Prov. 28:13, RVR 1960). Pero también dice
que la persona debe restituir los daños causados_ “Mas si le hubiere sido
hurtado, restituirá…” (Éxo. 22:12, RVR 1960).
Enfatizo el
concepto de restitución[8] porque
hay personas que piden perdón pero se olvidan de restituir. Creen que solo
basta con pedir perdón. Pero no es así. Lamentablemente, el que NO RESTITUYE
tendrá problemas porque “… ni los ladrones, ni los robadores, heredarán el
reino de Dios” (1 Cor. 6:10, RVA). Es necesario hacer restitución con todo lo
ajeno, lo hurtado, ya sea de asunto material, emocional, sentimental, moral o
espiritual. Por ejemplo, como cristianos sabemos que está prohibido cometer
fraude, esto es robar con apariencias legales, con astucia, falsificaciones,
mentiras, hipocresías, etc. Créame que son muchas las instituciones públicas y
privadas, incluso corporaciones religiosas con una base de barro[9] formada
con los delitos antes mencionados. Puede ser que usted esté involucrado en
cualquiera de esos delitos. Sea que haya participado activamente (cometer los
hechos) o pasivamente (presenciar los hechos y quedarse callado). Puede ser que
usted evada la justicia humana por alguna razón u otra. Ya sea porque no se le
pueda probar nada y no reciba el castigo. Recuerde, Dios no lo dejará sin
castigo. La Biblia dice que Dios_ “…no deja sin castigo al culpable” (Éxo.
34:7, DHH). “Sepan bien que su pecado los alcanzará (Núm. 32:23, RVC). “Porque
no hay nada oculto que no llegue a descubrirse, ni nada encubierto que no salga
a la luz pública” (Mar. 4:22, PDT).
Una persona
arrepentida[10] y
convertida a Cristo, restituirá todo en lo absoluto. Si usted analiza Levítico
6:1-7 y Mateo 5:23-25, se dará cuenta que no basta solo con pedir perdón a
Dios. Hay que restituir. Hay que hacerlo antes de que sea tarde. Por lo tanto,
elija un mejor camino. No elija el camino del rey David. Olvídese de la carreta
nueva. No sea presuntuoso al creer que Dios está obligado a perdonarle todo a
su antojo. Elija el camino correcto. Si los bueyes de nuestra vida [problemas,
tentaciones, circunstancias, etc.] nos hacen tropezar y caer en el camino a la
salvación, acuda a Aquel que dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida…”
(Jn. 14:6). No vale la pena conformarse con [casi llegar] a la tierra
prometida. ¡Hay que llegar a la Canaán Celestial! No vale la pena con quedarse
[junto] al Arca. ¡Hay que recibir con júbilo la presencia del Señor! Entréguele
su corazón a Dios. Dígale al Señor_ “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y
renueva un espíritu fiel dentro de mí” (Sal. 51:10, NTV). Permítale a Dios
terminar la buena obra que comenzó en usted_ “Estoy seguro de que Dios, que
comenzó a hacer su buena obra en usted, la irá llevando a buen fin hasta el día
en que Jesucristo regrese” (Filp. 1:6, DHH).
David se
puso muy triste [se irritó, BJ] de que el Señor hubiera dado muerte a Uza y
tuvo temor (2 Sam. 6:8, 9). La tristeza o desagrado de David pudo haber sido
debido a que su vida no estaba bien con Dios. Tal vez, por eso temió que Dios
lo castigara. Ante toda esta situación, el siervo de Dios pregunta_ ¿cómo ha de entrar en mi casa el Arca
del Señor? Si queremos que el Arca, es decir, la presencia de nuestro Dios,
habite en nuestra casa (1 Cor. 6:19), debemos estar limpios y puro de corazón
(Mat. 5:8). No es que estemos limpios para luego acercarnos a Dios, imposible (Mat.
11:28; Mar. 2:17), sino que confesemos nuestros pecados y pidamos perdón a Dios
(1 Jn. 1:9). Debe haber una reforma en nuestra vida para que la presencia de
Dios habite en nuestra casa, en nuestro interior.
El siervo de
Dios tuvo temor y “ordenó
que, en lugar de llevar el Arca del Señor a la ciudad de David, la llevaran a
la casa de Obed Edom”. “El Arca del Señor se quedó tres meses en la casa de
Obed Edom, y Dios lo bendijo y a toda su familia. (2 Sam. 6:10, 11). Se puede
imaginar al rey David y al pueblo esperando para ver qué pasaría con Obed Edom
y su familia. Recuerde que todavía estaba en sus mentes la muerte de Uza. Para
su sorpresa, Dios bendijo a Obed Edom y a su familia. Así como Obed, hay
quienes todavía anhelan estar en la presencia del Eterno. No sé si usted anhela
guardar el Arca en su casa. Pero su decisión debe ser firme como Obed Edom y su
familia. O como Josué_ “Yo y mi casa serviremos al Señor” (Jos. 24:15).
Después de
tres meses, David vio que el Eterno había bendecido a Obed Edom y a su familia
por causa del Arca. David sufrió tremenda decepción, pero aprendió la lección.
Ahora, decide traer el Arca a Jerusalén, pero lo hace conforme a la voluntad
del Eterno (1 Cro. 15:1-29). “Cuando los que llevaban el Arca de Dios habían dado seis
pasos, él sacrificó un buey y un carnero engordado” (2 Sam. 6:13). Note que el
pasaje dice que al principio solo se dieron seis pasos para mover el Arca.
Cuando no hubo evidencia del desagrado de Dios, ofrecieron sacrificio en
agradecimiento. Dios quiere ordenar cada paso en tu vida. Solo tienes que
aceptar su perfecta voluntad y obedecerla. He escuchado a muchos decir que hay
que someterse a la voluntad de Dios. Pero el someterse implica rendirse a
condiciones impuestas. Estar sujeto a algo. Es subordinar la voluntad a otro.
Hay personas que perciben la voluntad de Dios de esta manera. Como si Dios
dijera; las cosas se hacen como yo digo o no te cubro con mi justicia, o lo
haces así o no te bendigo. Dios no impone su voluntad. Aceptamos su voluntad y obedecemos
con firmeza.
“David y
toda la casa de Israel conducían el Arca del Señor con júbilo y sonido de
trompeta (cuernos). Cuando el Arca del Señor llegó a la ciudad de David,
aconteció que Mical hija de Saúl miró desde una ventana, y vio al rey David que
saltaba y danzaba delante del Señor; y le menospreció en su corazón (2 Sam.
6:15, 16, RVR 1960).
Mical,
observa al rey David desde la ventana
David estaba
expresando su agradecimiento a Dios por medio de la danza. Dice el relato que
mientras David danzaba, Mical, miró desde su ventana, y vio a David danzando y
lo menospreció en su corazón. Hay dos verbos sumamente importantes en este
pasaje: “mirar” y “ver”. A través de estos verbos quiero enfatizar el sentido
de percepción visual. A veces se piensa que los verbos “mirar” y “ver” son lo
mismo pero no es así. Existen sus diferencias. Cuando decimos que estamos
mirando, es que estamos dirigiendo la vista hacia un objeto y nada más,
observamos algo, sin detalles, etc. Cuando decimos que estamos viendo, es que
estamos observando, analizando, prestando atención, reconociendo con cuidado y
reflexionando.
¿Qué pasó con
Mical? ¿Qué era lo que estaba mirando que no pudo ver? Ella miró al rey David, pero no
pudo ver su agradecimiento a Dios por medio de la alabanza. Su corazón no pudo
percibir la alabanza ni la adoración. Su corazón percibió a un hombre
seduciendo a las mujeres del pueblo de Israel. Ella estaba tan lejos de Dios,
que no podía percibir las cosas espirituales_ “tienen ojos pero no pueden ver”
(Sal. 115:5, DHH). Estaba tan llena de resentimiento (debido a su pasado)[11] que
aprovechó el momento para recriminar a David.
Note lo que
dice el relato bíblico: “Cuando David volvió para bendecir a su familia, Mical,
la hija de Saúl, le salió al encuentro y le reprochó: — ¡Qué distinguido se ha
visto hoy el rey de Israel, desnudándose[12] como un
cualquiera en presencia de las esclavas de sus oficiales! David le respondió:
—Lo hice en presencia del Señor, quien en vez de escoger a tu padre o a
cualquier otro de su familia, me escogió a mí y me hizo gobernante de Israel,
que es el pueblo del Señor. De modo que seguiré bailando en presencia del
Señor, y me rebajaré más todavía, hasta humillarme completamente. Sin embargo,
esas mismas esclavas de quienes hablas me rendirán honores. Y Mical hija de
Saúl murió sin haber tenido hijos” (2 Sam. 6:20-23, NVI).
David le
responde a Mical_ “Lo hice en presencia del Señor, quien en vez de escoger a tu
padre o a cualquier otro de su familia, me escogió a mí y me hizo gobernante de
Israel, que es el pueblo del Señor”. Es Dios quien hace el llamado. Es Dios
quien escoge a los suyos. Cuando Él quiere, a quien quiere y en el momento que
quiere. El llamado es de acuerdo a la voluntad divina no humana_ “Ustedes
no me eligieron a mí, yo los elegí a ustedes” (Jn. 15:16, NTV). Por eso David,
se humilló ante el Eterno. David vio la gloria de Dios, no así Mical.
“Y Mical, hija de Saúl, murió sin haber tenido hijos”. Mical, representa a aquellos espectadores en la iglesia que no se comprometen y que se dedican solo a mirar y a criticar a los demás. Simboliza a los espectadores estériles que no producen frutos. Representa a aquellos satélites satánicos que son piedra de tropiezo en la obra del Señor. Mical, es un vivo ejemplo de aquellos que se enojan con sus hermanos y los menosprecian cuando estos adoran y alaban a Dios.
El rey David
ante el arca del pacto
Del relato
de 2 Samuel 6, podemos aprender varias lecciones que nos ayudarán a crecer en
nuestra vida espiritual. Entiéndase que no basta solamente con el deseo de
servir. Hay que obedecer_ “… si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos” (Mat. 19:17, RVA, cf. Jn. 15:10). No podemos seguir haciendo las
cosas por el mero hecho que parezcan buenas_ “pues lo que los hombres tienen
por sublime, delante de Dios es abominación” (Luc. 16:15, RVR 1995). No debemos
meter la mano en ministerios donde no hemos sido llamados _ “Nadab y Abiú,
ofrecieron delante del Señor fuego
extraño, que Él no les había ordenado. Y de la presencia del Señor salió fuego que los consumió, y
murieron delante del Señor…” (Lev.
10:1-4, LBLA). Dios debe tomar el primer lugar en las decisiones que tomemos.
Esto es, amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas_ “Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu inteligencia” (Mat.
22:37, BLPH). No somos suficientemente buenos para entrar por derecho propio a
la presencia del Eterno_ “Todos se desviaron, a una se han corrompido. No hay
quien haga lo bueno, ¡no hay ni siquiera uno! (Rom. 3:12, RVC). No podemos
impresionar a Dios con nuestro emocionalismo religioso _ “Éste no es mi
elegido. Yo no me fijo en las apariencias; yo me fijo en el corazón” (1 Sam.
16:7, TLA). Seguiremos de derrota en derrota, si no comprendemos que lo único
que vale ante el Todopoderoso es aceptar y obedecer su voluntad_ “Lo que sí les
mandé fue que me obedecieran. Sólo así yo sería su Dios, y ellos serían mi
pueblo. También les mandé obedecer mis mandamientos, para que siempre les fuera
bien” (Jer. 7:23, TLA; cf. Heb. 10:8, 9).
Espero que
este análisis sea de gran bendición para usted y para todos aquellos que
procuran con diligencia buscar, aceptar y obedecer la voluntad de Dios. Que el
Espíritu Santo nos guie hacia el camino de la salvación que es en Cristo
Jesús.
“¡Que el Señor te bendiga, y te cuide! ¡Que el Señor haga
resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia! ¡Que el Señor alce
su rostro sobre ti, y ponga en ti paz! (Núm. 6:24-26, RVC)
Bibliografía
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http://www.vozprofetica.org
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Nueva
Versión Internacional (NVI), (La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional,
NVI, Copyright 1999, by Biblica, Inc. Used by permission. All rights reserved worldwide) http://www.biblegateway.com
[1] . Somos
emocionalistas y seguimos el dictado de nuestros sentimientos. El emocionalismo
ocurre cuando las emociones actúan independientes del juicio y de la razón,
cuando se van tras los objetos equivocados, cuando nos llevan a amar lo que
Dios aborrece, y a menospreciar lo que Dios ama. Las emociones son buenas,
siempre y cuando funcionen en el marco designado por el Creador. El problema
surge cuando actuamos fuera de los parámetros dejados por el Señor en su
Palabra. Dios espera que le sirvamos y adoremos de todo corazón.
Emocionalistas, no. Pero ciertamente emotivos (tomado de http://www.ayudapastoral.com).
[2] . Esta empero es la vida eterna, “que
te conozcan”. El verbo ‘conocer’ viene del griego γινωσκω ginosco
“se refiere
a un conocimiento experimental, a una experiencia personal con Dios, la cual
conduce a la vida eterna.
[4] . En la Biblia, hay varios ejemplos de cosas que no
debemos tocar. Están ahí, para
dejarnos alguna lección. Recuerdan el pecado de Acán, por tocar el anatema. Fue
apedreado por el pueblo junto con su familia (Jos. 7:22-26). Y qué del pecado
de Ananías y Safira, por quedarse con parte del dinero que era para la casa de
Dios. Cayeron muertos cuando fueron reprendidos (Hec. 5:1-10).
[5] . Presunción, me refiero a la autosuficiencia, ínfula,
jactancia, vanagloria, etc.
[6] . Horrenda
cosa. Es espantoso imaginarse el terror que sobrecogerá a los pecadores cuando
comparezcan ante la presencia del Dios justo (cf. Apoc. 6: 14-17). ¡Cuánto más
espantoso será pasar por esa experiencia! Caer en manos. Muchos olvidan que
aunque Dios es, sin duda alguna, "misericordioso y piadoso,... de ningún
modo tendrá por inocente al malvado" (Exo. 34: 67). Los que desprecian la
misericordia de Dios nunca deben olvidar que “todo lo que el hombre sembrare,
eso también segará" (Gál. 6: 7). Del Dios vivo. ¡Dios vive! Sus
advertencias de castigo no deben ser tomadas como puras amenazas, parecidas a
las que se pronuncian en nombre de una deidad pagana que no es sino madera o
piedra (ver Isa. 37: 19) (La Epístola del Apóstol San Pablo a los Hebreos,
CBA).
[7] . El “pecado de muerte” es un pecado deliberado,
consciente, continuo, y falto de arrepentimiento. Dios, en su gracia, permite
que sus hijos pequen sin castigarlos de inmediato. Sin embargo, llega un punto
cuando Dios, ya no puede permitir que un creyente continúe pecando sin
arrepentirse. Cuando se alcanza este punto, algunas veces Dios decide castigar
a un cristiano, aún al punto de quitarle la vida (http://www.gotquestions.org).
[8] . Restitución, del hebreo שָׁלַם,
“shalám”, puede significar, devolver por completo; implica reparación del daño
o herida, restituir (Diccionario Strong).
[9] . Estas corporaciones son como un ‘Gigante con pies de
barro’ como la imagen de Daniel 2:32, “sus pies en parte de hierro y en parte
de barro cocido”. No son instituciones sólidas ya que su base o fundamento fue
creado sobre una mentira tras otra.
[10] . El arrepentimiento requiere tres factores: 1. La
renuncia del pecado, “El que encubre sus pecados no prosperará: más el que los
confiesa y se aparta alcanzará misericordia” (Prov. 28:13). Isaías dijo:
“Buscad al Señor mientras puede ser hallado; llamadle en tanto que está cercano,
deje el hombre impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos y vuélvase
al Señor, el cual tendrá de él misericordia y al Dios nuestro, el cual será
amplio en perdonar” (Is. 55:6-7). 2. La reconciliación del pecado. Sin esto, no
hay arrepentimiento: es decir, no es posible estar bien con Dios sin estar
reconciliado con otros (Mat. 5:23-24). 3. La restitución del pecado. Tampoco
puede haber arrepentimiento si hace falta restitución por el pecado. A
veces no es posible hacer restitución, pero cuando lo es, es un imperativo
(Instituto Educativo Cristiano, http://www.iec-guatemala.com).
[11] . Lea 1 Samuel
19 en adelante.
[12] . Desnudándose,
descubriéndose, quitándose su atavío real y apareciendo en público con el sencillo
efod de lino que usaban los sacerdotes y otros.
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