sábado, 7 de septiembre de 2013

Cuando nuestra fe es probada


 
“Hermanos míos, alégrense cuando tengan que enfrentar diversas dificultades. Ustedes ya saben que así se pone a prueba su fe, y eso los hará más pacientes. Ahora bien, la paciencia debe alcanzar la meta de hacerlos completamente maduros y mantenerlos sin defecto. Si alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará. Dios es generoso y nos da todo con agrado. Pero debe pedirle a Dios con fe, sin dudar nada. El que duda es como una ola del mar que el viento se lleva de un lado a otro. No sabe lo que quiere, por lo tanto no debe esperar nada del Señor, pues el que duda es inestable en todo lo que hace” (San. 1:2-8, PDT).

Estas palabras son dirigidas por el Apóstol Santiago a los judíos cristianos. A personas cristianas heridas físicamente, emocionalmente y espiritualmente. Cristianos perseguidos por los romanos. Hostigados por los gentiles. La persecución y el hostigamiento fueron tan severos para estas personas que tuvieron que abandonar sus casas y dejar sus pertenencias. Huyeron a otras ciudades. Odiados y perseguidos por ser judíos y cristianos. En la carta, el Apóstol, establece de inmediato, cómo tratar con la conducta distorsionada y las personas heridas. Lo hace por medio de la verdad que es en Cristo Jesús.

Estos cristianos fueron probados. Usted y yo sabemos que las pruebas tienen un propósito. Ese propósito tiene que ver con nuestro crecimiento espiritual.  Las pruebas que Dios nos envía o que son permitidas por Él, son para nuestro beneficio espiritual. Es mi deseo y oración en este escrito, que como cristianos podamos comprender el propósito de Dios, cuando administra o permite las pruebas en nuestra vida. 
Estoy muy de acuerdo con las palabras de Joanna Perdigón, cuando dice que “no hay uno de nosotros que no haya pasado por momentos difíciles en la vida, por circunstancias donde es difícil confiar y esperar en Dios, pero también debemos estar claros que somos victoriosos desde el principio, todas estas situaciones ya están ganadas, porque es promesa de Dios…” (http://www.centraldesermones.com/estudios-biblicos/1880-superando-las-pruebas-estudio-biblico).
Charles Stanley, afirma que “las pruebas han sido la experiencia común de la humanidad a lo largo de la historia. Y pregunta, ¿por qué Dios permite que pasemos por tiempos difíciles? A veces, los cristianos creemos que si estamos siguiendo al Señor, Él debe protegernos de los problemas. Pero Jesús nunca prometió a sus discípulos una vida fácil y cómoda. Por el contrario, les dijo que esperaran tribulaciones (Jn. 16:33). Después de todo, Cristo mismo no estuvo exento de aflicciones. Él fue llamado “varón de dolores” (Isa. 53:3). Las pruebas han sido la experiencia común de la humanidad a lo largo de la historia. Al recordar esas situaciones desde la perspectiva de Dios, podemos tener una mejor comprensión que nos ayudará a reaccionar sabiamente en el futuro. El Señor utiliza las dificultades para lograr algo bueno en nuestras vidas, pero el experimentar estos beneficios dependerá de nuestra respuesta” (http://www.conpoder.com/fortaleza-en-medio-de-las-pruebas/).

 
Note las últimas palabras de Stanley, “El Señor utiliza las dificultades para lograr algo bueno en nuestras vidas, pero el experimentar estos beneficios dependerá de nuestra respuesta”. Es decir, que todo dependerá de la actitud que asumamos mediante el transcurso la prueba. ¿Cuál será nuestra respuesta ante la prueba? ¿Resignarnos?, ¿Luchar con nuestras fuerzas?, ¿Permitir que Dios nos ayude?

Según Perdigón, el cristiano debe saber y comprender ciertos puntos cuando pasa por una prueba. Trataré de abundar un poco más sobre ellos. El primero es reconocer que es una prueba. La autora afirma que las pruebas son como el termómetro con el que es medida nuestra calidad.

Respecto a esto la Palabra dice: “Porque la fe de ustedes es como el oro: su calidad debe ser probada por medio del fuego. La fe que resiste la prueba vale mucho más que el oro, el cual se puede destruir. De manera que la fe de ustedes, al ser así probada, merecerá aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo aparezca” (1 Pedro 1:7, DHH). Es por medio de la prueba que analizamos y evaluamos cuan fuerte es nuestra fe. Pero el termómetro que mide nuestra calidad en la prueba es la Palabra de Dios, las Sagradas Escrituras. Sin el poder de la Palabra, no podemos vencer los obstáculos. Crecemos espiritualmente a través de las pruebas cuando ponemos nuestra confianza en Dios. Él permite las pruebas para nuestro crecimiento espiritual.
 
El segundo punto es que debemos creer por fe que la batalla está ganada. En este punto añado que la prueba es ganada siempre y cuando escuchemos la voz de Dios, y hagamos su voluntad. Cuando entendemos y reconocemos que es una prueba, sabemos que estamos en una guerra espiritual contra nuestro peor enemigo, Satanás. Este enemigo, nos conoce muy bien. Sabe cuales son nuestras debilidades. Está todo el tiempo asechando. A hora bien, si él nos conoce, también nosotros podemos conocer sus métodos y estrategias de ataque por medio de la Palabra de Dios. La Biblia dice: “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Cor. 2:11, RVR 1960).
 
 
Como seres finitos no podemos por nosotros mismos enfrentar al enemigo. Sabemos que es un enemigo derrotado (Jn. 16:33). Pero también sabemos que no hay método ni estrategia humana que valga para vencerlo. Nosotros no podemos vencerlo con nuestra fuerza. Nuestra única estrategia, nuestra única arma es Cristo Jesús. Él dijo: “Yo he vencido al mundo…” (Jn. 16:33, PDT). Jesús nos prometió que nunca estaríamos solos. ÉL dijo: “… les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mat. 28:29, NTV). Estas palabras se hicieron realidad en la persona del Espíritu Santo (Jn. 16:7). EL Espíritu Santo, es nuestro Consolador. Nuestro abogado y auxilio en las tribulaciones. Como único podemos sobrellevar las pruebas y vencer es por medio de Cristo, y la ayuda del Espíritu Santo.

¿Cuáles son las estrategias o maquinaciones de Satanás? Este enemigo nos conoce muy bien. Pero son estrategias o maquinaciones que tú y yo conocemos. Fíjese lo que dice este comentario “Satanás procura contrariamente dañar y destruir las almas. Sus ardides se dirigen especialmente contra la iglesia y contra los que quieren seguir a Cristo. A veces triunfa pervirtiendo aun los mejores y más puros planes y esfuerzos de las personas y de la iglesia. Cuando se pierde de vista la salvación del individuo, los corazones se amargan o caen en la desesperación y la iglesia es perjudicada por luchas y divisiones. Las trampas de Satanás funcionan cuando hay un celo apresurado y extraviado en los miembros de iglesia, cuando hay pretensiones ásperas y rígidas de perfección, cuando hay un espíritu crítico y duro, cuando aparece una fría indiferencia ante la suerte de los hombres, cuando se diezman la menta, el eneldo y el comino, pero se pasa por alto lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe (Mat. 23: 23). Entonces el carácter de Dios es calumniado e incomprendido; se deshonra su causa y se perjudica gravemente el nombre de la iglesia. En el caso del hermano que peca, el cristiano no trata simplemente con un error de juicio y de conducta, sino con un enemigo personal (Mat. 4: 1). Un demonio fue el que tentó a nuestro Señor en el desierto (Mat. 4: 1-11). Pablo había sido abofeteado Por "un mensajero de Satanás" (2 Cor. 12: 7), y sabía por experiencia propia la clase de adversario que tenía que enfrentar. Reconocía al diablo por lo que es. Su clara percepción espiritual penetraba el disfraz usado por Satanás, y lo venció con la espada del Espíritu, la Palabra de Dios (Efe. 6: 16-17; 1 Juan 2: 14). La victoria sobre nuestro adversario se conquista siguiendo el consejo de vestirnos "de toda la armadura de Dios, para que" podamos "estar firmes contra las asechanzas del diablo" (Efe. 6: 11). (Comentario Bíblico Adventista).

Como hemos visto, este comentario menciona varias de las maquinaciones del enemigo. Pero también, al finalizar el mismo, nos da las armas para protegernos, cuidarnos y sobrellevar la prueba. Nos dice que podemos vencer en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Podemos sostener firmemente que venceremos en el NOMBRE que es sobre todo nombre (Filp. 2:9).  

En el tercer punto, la autora dice que debemos entender que la prueba durará justo el tiempo necesario. A veces tenemos una imagen de un Dios castigador, y que las pruebas duran mucho tiempo, como una especie de tortura. Pero está muy lejos de lo que en realidad Dios está haciendo. Las pruebas llegan a nuestra vida para madurez, para crecimiento y si a tu vida llega una prueba es porque Dios quiere que pases a otro nivel. La prueba durará justo lo necesario para que llegues a donde Él te quiere llevar. También, hay que comprender que algunas veces las pruebas son largas simplemente porque no las aprobamos. Nos resistimos. Obstamos por resignarnos. En ese caso, hay que examinar y verificar que tan atentos estamos a lo que Dios quiere de nosotros. Mientras más resistamos y nos neguemos más durará la prueba. Pero Dios sabe que es lo mejor para nosotros.  

El cuarto punto dice que debemos entender que no hay prueba que no podamos superar. “No os ha sobrevenido ninguna prueba que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser probados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la prueba la salida, para que podáis soportarla” (1 Cort. 10:13, RVR 1995). Dios te conoce. Él conoce tu corazón. Tus virtudes. Conoce tu fortaleza y debilidades. Jamás, te dejará pasar por una prueba en la cual no puedas salir aprobado. Dios mismo da la salida. Lo único que debes hacer es consultar a Dios. Escuchar atentamente lo que te dice. Rendir tu voluntad y ejecutar su voluntad. Como dice la Palabra, “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu dice el Señor Todopoderoso” (Zac. 4:6, NVI).

En el quinto punto sostiene que debemos entender que la prueba es una bendición para nuestra vida. Que la prueba es la muestra evidente de que vas en el camino correcto. La Palabra dice: “Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mat. 7:13-14, RVR 1960).

El camino puede ser estrecho. Puede tener muchos obstáculos. Parece ser que no vas a poder recorrer el mismo. La prueba puede ser terriblemente fuerte. Pero no olvides lo esencial, y es que “Todo lo puedes en Cristo, que te fortalece” (Filp. 4:13). Cuando la prueba caiga sobre ti, no olvides dar gracias a Dios. En la prueba vas a ver el crecimiento espiritual e irás fortaleciéndote poco a poco en el nombre del Señor. Recuerda, no estás solo. Estás en las manos del “Rey de reyes y Señor de señores” (Apoc. 19:16). Estás “bajo las alas del Altísimo” (Sal. 91:4). Estás en las manos del “Señor Todopoderoso, Dios de Israel” (2 Sam. 7:27). Empieza a cantar victoria en el nombre de Jesús. En las pruebas que recibimos, es donde vienen las más grandes bendiciones de nuestro Padre Celestial.     

En el sexto y último punto, la escritora Joanna Perdigón, afirma que las bendiciones de Dios se ven en las pruebas. Dice, si estás bien, no tienes problema alguno ya sea económico, físico, familiar, en el trabajo, con las amistades, en tu vida personal, entonces ¿dónde mostrará Dios su gloria? Sostiene que de ahí Él, trae las bendiciones. Sin contar que las pruebas superadas son las que sirven de testimonios, para llevar a muchos a los pies del Señor. Personas que están viviendo lo que tú has pasado. Es necesario que pasemos por situaciones para que Dios, muestre su poder y gloria. Se nos aconseja que seamos un instrumento en las manos de Dios. Que aceptemos las pruebas en alabanza y adoración. Pues estas serán testimonios para la gloria y honra de nuestro Dios. 

Después de haber presentado los puntos anteriores, me llama la atención unas palabras que menciona Santiago. Note, “Hermanos míos, alégrense cuando tengan que enfrentar diversas dificultades. Ustedes ya saben que así se pone a prueba su fe, y eso los hará más pacientes” (vv. 2 y 3).

¡Alégrense! Algunos dirán que esto es absurdo. Se preguntan ¿cómo nos vamos alegrar en las pruebas, rodeados de tantos problemas? Se quejan diciendo ‘si lo primero que hacemos cuando se asoma la prueba es gritar, llorar, quejarnos, ponernos de mal humor. Sobre todo culpamos a Dios, por las cosas que nos pasan. ¡Y Santiago nos dice que nos alegremos en la prueba!’

Tal vez, no lo comprendes. Pero el Apóstol Santiago, entiende algo sobre el sufrimiento que tú y yo necesitamos saber. Como dice Charles Stanley, “La palabra ‘alégrense’ está relacionada con la palabra ‘estímense’. El siervo de Dios, no nos está diciendo que nos deleitemos en la aflicción y que nos sintamos felices, sino que estimemos (valoremos, apreciemos, evaluemos) nuestras pruebas como una oportunidad para recibir las bendiciones que Dios nos ha prometido cuando reaccionamos sabiamente. No sé lo que usted está pasando ahora mismo. Pero sí sé que si está dispuesto a ver la situación con gozo, descubrirá la bondad de Dios en medio del sufrimiento. A diferencia de la felicidad, el gozo no depende de las circunstancias agradables, porque lo produce el Espíritu Santo que mora en nosotros”.

Otro aspecto que quiero enfatizar son las palabras “diversas dificultades o pruebas”. La palabra ‘prueba’ viene del griego Peirasmos, peirasmós “prueba”, “dificultad”, “aflicción”, “tentación”. El término incluye aflicciones como las enfermedades, persecuciones, pobreza y calamidades. Las dificultades, ya sea que hayan sido causadas expresamente por Satanás para tentar a un hombre a pecar, o sólo para molestarle y acosarlo, son siempre una prueba para la vida cristiana. 

Considero que es importante determinar la causa de la prueba. Es decir, cómo se inició la misma. Esto nos ayudará a cómo reaccionar. Debemos ir a Dios en oración si queremos determinar la causa de la prueba. Las pruebas pueden venir de diferentes partes. Las podemos provocar nosotros mismos al tomar decisiones incorrectas. Pueden venir de las decisiones de otras personas. Muchas de nuestras pruebas son el resultado de vivir en un mundo caído en pecado donde se producen eventos tales como accidentes automovilísticos, enfermedades mortales, desastres naturales que nos sacuden físico y emocionalmente, las  guerras, etc. Por otro lado, como había dicho anteriormente, tenemos a un enemigo que nos acecha todo el tiempo. Tratando de debilitar nuestra fe, ya sea arruinando nuestro testimonio, etc. Pero no estamos solos. Dios está con nosotros. Y con respecto a Dios, Él es el soberano sobre todas las cosas. Ninguna dificultad, calamidad o prueba puede tocarnos a menos que Él lo permita. Dios en su omnisciencia sabe que algunas veces podemos crecer espiritualmente a través del sufrimiento. Porque el dolor puede agudizar nuestra sensibilidad. A veces es la manera en que Dios revela su presencia y nos da la oportunidad de escucharlo. Nos revela los pecados ocultos y nos perdona si nos arrepentimos de corazón. Desde nuestro punto de vista las pruebas son dolorosas. Pero quiero que sepas que desde el punto de vista de Dios, tienen el propósito de acercarnos a Él. En esto cosiste el gran amor de Dios. 

Mi consejo es que no te rindas. Leí en un artículo que “La fe que tenemos es revelada cuando somos probados. El tamaño de nuestra fe determinará el tamaño de nuestra resistencia. Cada vez que Dios te quiera llevar a un nuevo nivel de vida tendrás que atravesar pruebas. Las pruebas no son opcionales; son mandatorias. Ellas son las que forman tu carácter, personalidad y forma de ser. No te puedes rendir ante una prueba. Debes rendirte ante el Dios que te puso esa prueba” (http://www.alientodiario.com/2011/06/01/no-te-rindas-ante-la-prueba/).

Los pastores y evangelistas Carlos y Chantalle Villarreal, en su artículo titulado “No te rindas”, hacen la siguiente observación, “¿Será que la prueba que estás pasando es el fin de todo, o simplemente el comienzo de una nueva etapa a la que Dios te está llevando?” Continúan diciendo, “Quien prolonga o disminuye el tiempo de prueba somos nosotros, es decir, si eres sensible y no te cuesta aprender provocarás a Dios para pasarte al siguiente nivel pero, si por el contrario eres duro e inflexible a lo que Dios te está tratando de hacer entender extenderás ese tiempo tal vez a meses o años” (http://www.alientodiario.com/2011/06/01/no-te-rindas-ante-la-prueba/).

John MacArthur dijo: “Si usted desea ser todo lo que Dios quiere que sea para su gloria, entonces usted no solo apretará los dientes y soportará la prueba. La tendrá como motivo de gozo, como dice Santiago. ¿Cómo puede hacer eso? Usted mira más allá de la prueba, más allá del dolor, a sus efectos. Usted mira al propósito de ese tiempo de prueba en su vida, la meta de la madurez espiritual. Ahí está la fuente del gozo. En la medida en que se fortalece, será menos probable que ceda ante la tentación y menos probable que titubee en su fe. ¿No desea eso? Si es así, bienvenidas esas pruebas que lo harán más fuerte” (http://estudialabiblia.com/las-pruebas-nos-hacen-crecer/).
Como dije anteriormente, no sé qué prueba usted esté pasando en este momento. No sé cuál sea su dolor. Pero de algo estoy seguro, en lo absoluto, si queremos vencer en la prueba. Y es que “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y Él se la dará. Dios es generoso y nos da todo con agrado. Pero debe pedirle a Dios con fe, sin dudar nada. El que duda es como una ola del mar que el viento se lleva de un lado a otro. No sabe lo que quiere, por lo tanto no debe esperar nada del Señor, pues el que duda es inestable en todo lo que hace” (San. 1:5-8, PDT).


Que Dios te bendiga grandemente. Confía en Dios y obedece su voluntad. Si lo haces, te aseguro que serás prosperado en todo.

Pues mi “Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente (3 Jn. 1:2, NVI)

Que Dios te bendiga

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario