viernes, 27 de septiembre de 2013

Conciencia Social

“Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria acompañado por todos los ángeles, entonces se sentará sobre su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán en su presencia, y él separará a la gente como un pastor separa a las ovejas de las cabras. Pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.

Entonces el Rey dirá a los que estén a su derecha: “Vengan, ustedes, que son benditos de mi Padre, hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron”.

Entonces esas personas justas responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos algo de beber, o te vimos como extranjero y te brindamos hospitalidad, o te vimos desnudo y te dimos ropa, o te vimos enfermo o en prisión, y te visitamos?”.

Y el Rey dirá: “Les digo la verdad, cuando hicieron alguna de estas cosas al más insignificante de éstos, mis hermanos, ¡me lo hicieron a mí!”.

Luego el Rey se dirigirá a los de la izquierda y dirá: “¡Fuera de aquí, ustedes, los malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus demonios! Pues tuve hambre, y no me alimentaron. Tuve sed, y no me dieron de beber. Fui extranjero, y no me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y no me dieron ropa. Estuve enfermo y en prisión, y no me visitaron”.

Entonces ellos responderán: “Señor, ¿en qué momento te vimos con hambre o con sed o como extranjero o desnudo o enfermo o en prisión y no te ayudamos?”.

Y él responderá: “Les digo la verdad, cuando se negaron a ayudar al más insignificante de éstos, mis hermanos, se negaron a ayudarme a mí”.

Y ellos irán al castigo eterno, pero los justos entrarán en la vida eterna (Mat. 25:31-46, NTV).

Esta parábola presenta una obra de juicio en la cual Jesús separa al verdadero cristiano del mero religioso. Pero mi propósito no es hablar del juicio. Mi enfoque en este artículo es concienciar a nuestra sociedad respecto a las personas desamparadas. Los desamparados son aquellos que hemos abandonado. Son los  desvalidos, indefensos, solitarios, desatendidos, huérfanos, solitarios, inhabitados, entre otros. Digo entre otros porque las personas desamparadas no son solamente aquellos pobres en el aspecto material, sino también en lo espiritual. Los faltos de fe. Los huérfanos espirituales.
Jesús dijo: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mat. 25:40, NTV).

Respecto a este pasaje, el padre Delouvroy, dice que “Cada uno de nosotros puede leer estas palabras en el contexto de su trabajo cotidiano, de su vida familiar, de su «tiempo libre», de sus relaciones sociales, de su vida económica, de sus proyectos, deseos, mentalidades..., y preguntarse: ¿Estas palabras tienen peso en mi vida, son significativas y tienen importancia para mí?” (Padre Agustín Delouvroy, sptm, (http://6865.blogcindario.com/).

Estas palabras deberían tener el mismo peso para el evangélico, pentecostal, presbiteriano, episcopal, adventista, etc. Deberían ser tan significativas para nosotros como lo son para Jesús. Como seguidores de Cristo, es nuestro deber ayudar al prójimo en todo lo posible. La Palabra de Dios dice: “No te niegues a hacer un favor, siempre que puedas hacerlo” (Prov. 3:27, TLA). “… todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño…” (Ecl. 9:10. DHH).    

El mensaje es claro. Que nos acordemos y ayudemos a los pobres. Porque “en cuanto a los pobres, siempre los tendremos cerca de nosotros” (Jn. 12:8, RVR). Y de los ricos dice: “Pero si alguien es rico, y ve a su hermano en necesidad y no siente el deseo de ayudarlo, ¿cómo puede vivir el amor de Dios en él?” (1 Jn. 3:17, PDT).

Estamos viviendo en tiempos difíciles. Nuestra sociedad se desintegra poco a poco. Vivimos en una sociedad donde los principios bíblicos son pisoteados. Donde los valores son deshonrados. Una sociedad que cada día se sumerge en el crimen. Que presenta problemas de desempleo, pobreza extrema, discrimen, conflictos bélicos, conflictos religiosos, entre otros. Este es el pan nuestro de cada día. Ante un cuadro tan deprimente surge la siguiente pregunta: ¿Qué estamos haciendo nosotros como cristianos para ayudar al prójimo? No olvidemos las palabras de Jesús, “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mat. 25:40, NTV).

De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas, este año 2013, el planeta sufrirá una crisis de hambruna mundial. El economista Abdolreza Abbassian, jefe de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), dice que se ha producido menos de lo que estamos consumiendo. Por eso, los almacenes van agotándose. Los suministros en todo el mundo están muy limitados ahora y las reservas están a un nivel muy bajo, lo que presupone que el año que viene no habrá lugar para eventos inesperados".

Según Abbassian, el consumo superó la producción durante los últimos 11 años, sumado al hecho de que en el 2012, las cosechas fueron más escasas que en los últimos 40 años. En la actualidad existen 870 millones de personas en el mundo que se encuentran malnutridas, cifra que se elevará en el 2013 y que, en consecuencia, motivará disturbios en diversos lugares. Estamos entrando en una era de crecimiento de los precios de la comida y de extensión de la hambruna. Mientras que el mundo pasa de una época de abundancia de alimentos a la de escasez, la tierra se convierte en el bien más solicitado (…). El déficit de comida socavó las civilizaciones anteriores. Estamos en el mismo camino" (http://www.rpp.com.pe/2012-10-14-en-el-2013-el-mundo-sufrira-hambruna-mundial-advierte-onu-noticia_530760.html).

Incluso, el informe de la FAO, en su apartado para la pobreza anuncia que en el 2015, millones de  niños morirán de hambre. Que cada 3.5 segundos muere un niño de hambre en el mundo (www.fao.org/index_es.htm).

La cifra de los 870 millones de personas desnutridas ha sido superada. Según una información que circula en “internet”, existen 925 millones de personas desnutridas. En la siguiente fuente de información encontramos que “Hay 925 millones de personas desnutridas en el mundo. Esto significa que al menos uno de cada seis personas no tiene alimentos suficientes para estar saludable y llevar una vida activa. El hambre y la desnutrición son considerados a nivel mundial el principal riesgo a la salud, más que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntas. Entre las principales causas del hambre están los desastres naturales, los conflictos, la pobreza, la falta de infraestructura agrícola y la sobre-explotación del medioambiente. Recientemente, el número de personas con hambre ha aumentado debido a las crisis financieras y económicas” (http://elfindelmundoseacerca.com).

Al final de este párrafo encontrarás dos direcciones cuya información tiene que ver con el gasto mundial en armas de algunos países. Junto a estos se encuentra los Estados Unidos de América, superándolos en gran manera. Traigo esto a colación porque los gastos en armas de estos países superan en ciento noventa (190) veces al de la lucha contra el hambre. Parece increíble, pero es la realidad. ¡No se sorprenda! ¡Es el mismo mundo en el cual usted y yo vivimos! El mundo donde muchos tienen para comprar zapatos caros, ropa cara, televisor plasma, boletos costosos para actividades, películas de calidad, etc. Cosas que sobrepasan el presupuesto de la familia. Pero son los mismos que le ruegan al vecino por un bocado de pan para sus hijos. O le roban al vecino para poder comer. ¡Sí, es el mismo mundo en el cual usted y yo vivimos! Aquí están las direcciones: (http://www.herbogeminis.com/IMG/pdf/Gasto_mundial_armas.pdf). También puede acceder esta otra dirección donde se presenta una tabla con el desglose de los gastos (http://datos.bancomundial.org/indicador/MS.MIL.XPND.GD.ZS).
Hay que pedir a Dios que ponga el espíritu de compasión en nuestras vidas. Pidámosle a Dios que obre en nosotros tanto el querer como el hacer su buena voluntad (Filp. 2:13), para que podamos mirar a nuestro prójimo con ojos de amor. Hay que orar más para que Dios nos deje ver la necesidad espiritual y física de nuestro prójimo. Necesitamos del AMOR de Dios. Procuremos pues este SENTIR que hubo en Cristo Jesús (Filp. 2:5). Hay que mirar más allá para ver la necesidad de nuestros hermanos.   
 
 
La Palabra de Dios dice: “Compartan su comida con los hambrientos y den refugio a los que no tienen hogar; denles ropa a quienes la necesiten y no se escondan de parientes que precisen su ayuda. Alimenten a los hambrientos y ayuden a los que están en apuros” (Is. 58:7-10, NTV).

Hoy estamos bien pero no sabemos cómo será el mañana. Hoy estamos llenos de salud, amor y prosperidad. Mañana podemos estar enfermos sin amor y sin recursos económicos. Pidamos a Dios que nos cuide y nos proteja. Que nos guíe hacer el bien y ayudar al prójimo.    



Seamos más que agradecidos con la vida que Dios nos ha dado. Aprendamos a valorar lo que tenemos y a compartirlo con el prójimo.




“La ayuda al prójimo debería ser una costumbre diaria, natural y sin esperar recompensas. Lo único indispensable es querer y tener las ganas para hacerlo. Ayudar al prójimo, no es una tarea compleja. Solo nace en nuestros corazones, reflejándose en cada acción cotidiana. Ayudar al que más lo necesita es tarea de todos. La ayuda al prójimo engrandece el alma y los corazones del que da y el que recibe. Ayudar no es solo recursos materiales sino, entregar por completo una parte de ti dando tus alegrías y tus virtudes” (http://marthami.blogspot.com/p/quien-es-el-projimo.html).

Dios te bendiga  

miércoles, 25 de septiembre de 2013

En el nombre de quien…


“Queridos amigos, no les crean a todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios…” (1 Jn. 4:1, DHH).

Hoy día se ve a muchos líderes religiosos en las iglesias, campañas evangelísticas, células, conciertos, etc., proclamando que tienen un mensaje de parte de Dios. Insisten que vienen en el nombre del Señor y que son guiados por el Espíritu Santo. Afirman que su enseñanza es verdadera. No obstante, el apóstol Juan nos aconseja lo siguiente: “… no les crean a todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios…” (1 Jn. 4:1, DHH).
Este pasaje nos presenta una situación sumamente seria. El asunto es que no creamos a todo espíritu. Se nos exhorta a que pongamos a prueba a TODO ESPÍRITU que dice tener un mensaje de parte de Dios. No importa si es su pastor(a), evangelista, sacerdote, profeta, apóstol, capellán, consejero espiritual, su esposo(a), etc. El texto bíblico es explícito: a “TODO ESPÍRITU”. Aquí no se excluye a nadie. Es una amonestación directa a los falsos líderes. A los falsos profetas. A los falsos maestros. Se nos amonesta a no creer en sus enseñanzas. Que las examinemos y verifiquemos si están de acuerdo a lo que dice las Sagradas Escrituras (Hch. 17:11, NTV).

 ¿Cómo reconocer a los falsos líderes? “Claramente, Jesús indicó que los falsos maestros son muy engañosos. Tienen algunas indicaciones exteriores que los hacen parecer genuinos. Pueden llamar a Jesús su Señor, profetizar, sacar demonios y hacer milagros. Pero la "piel de oveja" sólo esconde al "lobo rapaz". Ellos no son las verdaderas ovejas. ¿Cómo se puede saber si son verdaderos o falsos? Su carácter verdadero se puede identificar al examinar sus "frutos". ¿De cuáles frutos estaba hablando Jesús? De seguro no son los frutos de los milagros. Al contrario, son los frutos de la obediencia a todo lo que Jesús enseñó. Aquellos que son verdaderas ovejas harán la voluntad del Padre. Aquellos que son falsos "serán "hacedores de maldad" (Mt. 7:23). Nuestra responsabilidad, es comparar sus vidas con lo que Jesús mandó y enseñó” (David Servant, http://www.heavensfamily.org/ss/discipulado-ensenanza-8/como-reconocer-los-falsos-lideres-religiosos).

En las Sagradas Escrituras se menciona a dos espíritus que por lo general actúan en la vida del hombre ya sea para el bien o para el mal. El Espíritu Santo que se le conoce también como el “Espíritu de verdad” (Jn. 16:13). El Espíritu de Dios inspira la verdad. El otro es el “espíritu de error”, “espíritu de engaño” o “espíritu del anticristo” (1 Jn. 4:3, 6, BLA). El Espíritu de Dios nos lleva a la verdad. El rol del otro espíritu consiste en difundir la mentira (Jn. 8:44). Al difundir la mentira la mezcla con la verdad.

Sin hacer alusiones a nada ni a nadie en particular, sabemos que el concepto bíblico de un anticristo es todo aquello que se opone a Cristo. Que está contra Cristo y se pone en el lugar de Cristo. Alguien que se opone a Cristo desde el principio y ha tratado de destruir a los hijos de Dios, es Satanás. ¡El Señor lo reprenda! De acuerdo al registro bíblico este enemigo es astuto (Gn. 3:1, LBLA). Conoce y sabe citar las Sagradas Escrituras al pie de la letra (Lc. 4:10, 11, LBLA). Busca el momento oportuno para atacar (Lc. 4:13, LBLA). Mezcla la mentira con la verdad para engañar si es posible a los mismos escogidos (Mt. 24:24, LBLA). Tiene sus súbditos en este mundo caído en pecado (Ap. 12:12, LBLA).  
¿Ha escuchado a Satanás y a sus huestes demoniacas proclamando el nombre de Dios en la iglesia? ¿Cómo? ¿Qué usted dice? Eso no puede ser. Le pregunto, ¿Usted cree en Dios? ¿Cree que Dios existe? ¿Cree que Dios es real? Supongo que contestará que cree en Dios. Que Dios existe. Que Dios es real. Pues la Biblia dice que Satanás y sus potestades malignas también creen que Dios existe y tiemblan de miedo (Sant. 2:19). A veces se piensa que es Dios quien habla a través de nuestro hermano en la fe, el pastor, el evangelista, etc., pero es Satanás quien lo hace. Por eso, hay que estar alerta. “No todo el que dice Señor, Señor entrará al reino de los cielos…” (Mt. 7:21, RVR 1995). Y no todo el que dice creer en Dios entrará al reino de los cielos.       

La Palabra de Dios dice: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hch. 16:31, RVR 1960). Si usted lee este pasaje en su contexto notará que “no representa toda la enseñanza apostólica. Que solamente en ese momento se inculcó en el carcelero la verdad de que la salvación depende de la creencia personal en la obra y vida redentora de Jesús” (CBA). Esta verdad absoluta es incomprendida por muchos. Es triste escuchar a líderes religiosos decir que para ser salvo solo tienes que creer. Tienen un concepto equivocado del pasaje al decir que ‘solo hay que creer y nada más’. Por eso usted escucha a personas decir “Yo creo en Dios. Eso es lo que importa”, pero continúan viviendo un estilo de vida que deja mucho que decir. Si fuera solo por creer pues también los demonios creen. Una cosa es creer en Dios y otra es creer a Dios. Espero que usted entienda como el enemigo se disfraza como ángel de luz para engañar (2 Cor. 11:14). El enemigo y sus potestades demoniacas creen en Dios. Reconocen que Dios es Soberano. Reconocen que nuestro Señor Jesucristo es el Hijo de Dios. Pero no creen a Dios ni al Hijo.

Podemos entender que con solamente proclamar a Dios no es suficiente evidencia de ser su discípulo. Ni tampoco que se tenga al Espíritu Santo. Recuerde el pasaje bíblico: “No todo el que me dice: Señor, Señor entrará en el reino de los cielos…”. Son muchos los que proclaman que vienen en el nombre del Señor. Pero no es lo mismo proclamar al Señor solamente de boca. No es tenerlo en los labios, sino en el corazón. No es solamente creer en Él, sino creerle a Él. Los demonios creen en Dios pero no le creen a Dios (Ap. 12: 7-9).
Es triste decirlo, pero hoy día hay muchos que están siendo engañados por pseudo líderes religiosos que dicen hablar en nombre de Cristo. Por eso, se nos aconseja que no creamos a todo lo que se predica y se considere que viene de Dios. El consejo es que pongamos a prueba a todo espíritu para saber si realmente proviene de Dios.  

Desconsuela saber que hay personas que se hacen llamar cristianos pero su estilo de vida deja mucho que decir. Personas que no estudian la Palabra de Dios. No abren la Biblia para nada. Dependen solamente de lo que dicen sus líderes. Es cierto que asisten al templo pero no tienen un compromiso real con Dios. Personas propensas al error y al engaño debido al descuido de su vida espiritual. Al no tener una relación personal con Dios ponen su fe y confianza ciegamente en sus líderes. Asumen que no pueden ser engañados por su pastor, el sacerdote, profeta, evangelista, etc., porque para ellos son personas consagradas al ministerio. Sin entender el consejo bíblico que dice: “… puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…” (Heb. 12:2, RVR 1960). Sin entender que debemos poner a prueba todo espíritu para saber si realmente proviene de Dios (1 Jn. 4:1). No siguen el consejo de Jesús cuando dijo: “Cuídense de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces” (Mt. 7:15, DHH).

Es triste ver a personas por todos lados buscando una iglesia que enseñe la sana doctrina. Una iglesia que viva y predique el evangelio de Jesucristo. Y digo triste porque hay muchas iglesias enseñando doctrinas que están en desacuerdo con la Palabra de Dios. Iglesias que enseñan doctrinas de hombres. La Palabra de Dios dice: “No se dejen llevar por doctrinas diversas y extrañas…” (Heb. 13:9, RVC). “Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo y no según Cristo” (Col. 2:8, RVA). Incluso, Jesús dijo: “Mi doctrina no es mía, sino de Aquél que me envió. El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios o si yo hablo de mí mismo” (Jn. 7:16, 17, RVA). Nosotros no tenemos problema si el mensaje viene directamente de Jesús. Porque creemos fielmente en su palabra. Pero las personas a quienes se dirigió en ese momento eran incrédulas. Por eso, les habló de esa manera.

Hay líderes religiosos influenciados por Satanás enseñando doctrinas de demonios. Sé que estas palabras son fuertes pero no dejan de ser verdad. Muchas veces las personas se dejan influenciar por espíritus engañadores y creen que hablan en el nombre de Dios. Estos espíritus malignos tratan de influenciar a personas cercanas a nosotros. Note lo que sucedió con una persona muy cercana a Jesús. Una persona que minutos antes de la reprensión había declarado que Jesús era el Cristo. Cuando el Señor Jesús hablaba con Pedro, le dijo: Apártate de mí Satanás, pues eres un tropiezo para mí” (Mt. 16:23, DHH). Otra versión dice: “¡Aléjate de mí, Satanás! Representas una trampa peligrosa para mí. Ves las cosas solamente desde el punto de vista humano, no desde el punto de vista de Dios” (Mt. 16:23, NTV). Usted dirá, porqué esas palabras tan fuertes. Note que justamente antes de pronunciar la reprensión, Jesús hablaba de su muerte y resurrección. Y Pedro llamó a Jesús a un lado y le dijo: Señor, no es necesario que eso acontezca. Jesús al discernir el espíritu que hablaba por medio de Pedro lo reprendió. La reprensión que fue dirigida a Pedro, llevaba un mensaje directamente a Satanás. Porque el enemigo sabía que sería derrotado por la muerte y resurrección de Jesús. Esto fue revelado en Génesis 3:15. La reprensión de Jesús no implica una posesión demoniaca en Pedro. Sino que Pedro había hablado bajo la autoridad de Satanás. Muchas veces esto sucede sin que nosotros lo sepamos claramente. Por eso el consejo de Juan, “hay que probar de donde proviene el espíritu”.

Se presenta también otro caso de una joven adivina en el libro Hechos de los apóstoles, capítulo 16:16-18. Era una joven que seguía días tras día a Pablo y a sus compañeros. Cuando estos se dirigían a un lugar de oración, la joven adivina los siguió proclamando que eran siervos del Altísimo. Ella dijo la verdad cuando declaró: "Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación". Pero, ¿por qué un espíritu maligno tendría que promover a Pablo y a los apóstoles? Porque el enemigo es muy astuto y conoce muy bien como mezclar la mentira con la verdad. Note que la joven adivina siguió al grupo por varios días. Sin duda alguna haría que la gente creyera que ella era parte del grupo. Por eso, Pablo reprendió al espíritu maligno. Así es como el enemigo se infiltra entre los hijos de Dios y mezcla la verdad con el error.    

La amonestación del apóstol Juan no es que solamente probemos el espíritu de nuestros vecinos, sino también el nuestro. Si descuidamos nuestra vida espiritual, la oración, el estudio de la Palabra y todo aquello que demanda seguir a Cristo, nos pasará como a Pedro. Y si descuidamos nuestra vida espiritual, entonces, “En el nombre de quien…” estamos hablando. Nuestro testimonio dirá si es Dios quien dirige nuestra vida o el enemigo. Hay que doblar rodillas y clamar a Dios para probar si nuestros pensamientos y acciones vienen de Dios o del enemigo. Que Dios nos ayude a discernir los espíritus por medio de su Palabra. La Biblia menciona que los espíritus malignos están en la regiones celestes (Ef. 6:12). Pero también se manifiestan por medio de las personas en las iglesias, familias, trabajo, etc.

¿Cómo podemos discernir si el espíritu es de Dios o del maligno? La Biblia dice que Dios le dio a la iglesia el poder de discernir los espíritus (1 Cor. 12:10).  “Distinguir lo que proviene de Dios, lo que proviene de Satanás y lo que es humano sin que estemos llenos del Espíritu, no es sano. Una de las funciones de este don es revelar la presencia de espíritus del mal en la vida de las personas o en las iglesias. También funciona para evaluar el recurso de un mensaje profético, de una enseñanza o alguna manifestación sobrenatural”.  (http://enelnombredejesus.blogspot.com/).

Como hemos visto, el discernimiento de espíritus es un don. Pero no es dado a una persona en particular. Es dado a la iglesia. Lo importante aquí no es si usted posee el don. De eso se encarga Dios por medio del Espíritu Santo y a quien se lo quiera dar. Lo importante aquí es que todo espíritu maligno es echado fuera por la autoridad de Cristo. En su Nombre. En el NOMBRE que es sobre todo nombre (Flp. 2:9). Esto se logra cuando vivimos a la altura de la Palabra de Dios. Cuando somos guiados por el Espíritu Santo. Sin Dios no podemos hacer nada.

Recuerde, nuestra lucha no es contra sangre ni carne (Ef. 6:12). No olvidemos que el enemigo y sus agentes malignos no nos pueden hacer nada a menos que Dios lo permita (Job 1: 2). Tenemos que ser cuidadosos cuando decimos que el poder del enemigo está limitado. En lo que respecta al plan y propósito de Dios, pues Sí, su poder está limitado. No tan solo limitado, sino también controlado. Es más, el tiempo que le queda es corto (Ap. 12:12). Pero también la Biblia dice: “¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pe. 5:8, NTV).   

“En el libro de Job, aprendemos que todo lo que el enemigo hace en el pueblo del Señor, está sujeto a consulta y autorización de Dios (Job 1:11-12). Ningún demonio es omnipresente, porque no puede estar en más de un lugar a la vez. No es omnisciente, porque no puede escudriñar nuestro pensamiento ni las intenciones del corazón, pero tiene habilidad para atacar nuestra mente y afectar nuestros sentimientos (Hch. 5:1-3; Jn. 13:27). Los dardos que lanza son de duda y maldad. Esto acontece, cuando le damos lugar (Ef. 4:26). Cuando permitimos que raíces de amargura se afirmen en nosotros (Heb. 12:15). Cuando se quiere enriquecer sin respetar las reglas de Dios (1 Tim. 6:9-10). Cuando un neófito es puesto en un gobierno ministerial (1 Tim. 3:6). Cuando un ministro tiene mal testimonio con las personas que no conocen a Cristo (1 Tim. 3:7). Vemos en estos pasajes bíblicos tres ángulos de la conducta humana: Actitudes, sentimientos e intereses; egocentrismo e inmadurez espiritual, que al vivirlos dan ocasión a que el diablo tome autoridad sobre las vidas”. “Satanás no tiene control sobre la tierra, porque todo está bajo el absoluto gobierno de Dios; y además Jesucristo tiene todo el poder y Señorío” (http://www.centraldesermones.com/).

Respecto a la última oración de la fuente antes citada debo señalar que tanto el absoluto gobierno de Dios, como el poder y señorío de Cristo no obliga al hombre a obedecerle. Dios dice: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal…” (Dt. 30:15, RVR 1960). En su gran amor Dios nos dio libre albedrío. Usted es libre para elegir si quiere aceptar a Jesús como su salvador e ir a morar eternamente con Él, o elegir a Satanás y la muerte eterna. Dios no nos obliga a obedecerle. El enemigo no tiene autoridad para hacerlo pero hace todo lo posible para que usted le obedezca. El control y autoridad que el enemigo tenga sobre usted es porque usted se lo permitió con su estilo de vida irreverente.   

Los dardos que lanza el enemigo son de duda y maldad. Si usted sabe que robarse un examen es malo, ¿por qué lo hace? El dardo de la duda: creo que los estudiantes van a fracasar. La maldad: se robó el examen y cometió fraude. Excusa: sé que está mal, solo quería ayudar. Mal negocio. A eso se le llama presunción. La presunción te hace pensar: “Yo sé que está mal, pero lo voy hacer porque sé que Dios me va a perdonar”. Satanás no tiene ninguna autoridad sobre usted a menos que se lo permita. No haga negocios con el enemigo para luego ir al templo a deshonrar el nombre de Dios con sus cantos, danzas, saltos, etc. Si su estilo de vida es como el ejemplo presentado arriba, entonces, “En el nombre de quien…” usted predica.     

¿Cómo podemos evitar que las potestades del mal se internen en nuestra mente?  Podemos evitar que las potestades del mal se internen en nuestra mente, por medio de las Sagradas Escrituras y la dirección del Espíritu Santo. Así descubriremos la(s) estrategia(s) del enemigo. La Palabra de Dios dice: “¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar. Manténganse firmes contra él y sean fuertes en su fe” (1 Pe. 5:8, 9, NTV). También dice: “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Cor. 2:11, RVR 1960). Podemos descubrir sus maniobras de acuerdo a sus actividades. La Biblia dice en 1 Pedro 5:8, 9 que cuando descubramos las maquinaciones del enemigo debemos ser sensatos y estables. Que debemos tener mucho cuidado con nuestros sentimientos y no dejarnos llevar por las emociones. Pero que debemos estar alerta y consientes. Velando que nuestro estilo de vida sea agradable a Dios, porque de lo contrario le abrirá una vía al maligno. Hay que proteger nuestra mente de los ataques del enemigo. Como dice la Palabra: “Velen y oren para que no cedan ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil” (Mt. 26:41, NTV). Debemos orar en todo tiempo porque nuestra guerra no es contra carne ni sangre. Nuestra guerra es espiritual (Ef. 6:12). Al enemigo se le vence en su terreno. En el campo espiritual. Jesús era un hombre de oración. Venció al enemigo debido a su comunión con el Padre (Mt. 26:36-46; Mc. 14:32-42).  

Nosotros seremos protegidos del mal si seguimos haciendo el bien para la gloria y honra de Dios. Esto es lo que dice la Palabra: “¿Quién podrá hacerles daño, si ustedes siguen el bien?” (1 Pe. 3:13, RVC). Será por eso que la Palabra de Dios dice que: “… sin santidad nadie verá al Señor” (Heb. 12:14, RVR 1960). ¿Qué es santidad? Esta palabra se ha traducido en el Antiguo Testamento del hebreo קדשׁ “qadash” que significa: estar limpio, ceremonial o moralmente, consagrado, dedicado, puro. En el Nuevo Testamento se ha traducido de la palabra griega ἅγιος “hagios” que significa: sagrado, físicamente puro, moralmente irreprensible y ceremonialmente consagrado, santo. Eso es lo que Dios demanda de nosotros. “Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos y santos de verdad, como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como Él” (Ef. 4:23, 24, TLA). Dios quiere que seamos puros porque la pureza de corazón es un arma poderosa contra el enemigo. Véalo en la vida de Job que era “un hombre muy bueno y honrado. Siempre obedecía a Dios en todo y evitaba hacer lo malo” (Job 1:1, TLA). Y por supuesto en la vida de Jesucristo. Él dijo: “… porque viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mí” (Jn. 14:30, RVA).

Es importante conocer la(s) estrategia(s) del enemigo. Como también es importante mantenerse en oración pidiendo al Señor que nos proteja del maligno. Pero no olvidemos que nuestras vidas deben ser santificadas. Es decir, una vida apartada de todo lo malo. Nuestro estilo de vida debe ser santificado para que las promesas de Dios puedan cumplirse en nosotros.

Respecto a la operación de espíritus malignos debo mencionar que además de los casos de Pedro y la joven adivina, la Biblia registra otros casos pero en diferentes circunstancias. Estos podrían clasificarse como casos de opresión demoniaca o posesión demoniaca. No los menciono porque usted ha leído sobre el particular. Pero mi punto es que estos casos de operación de espíritus se aplican también a 1 Juan 4:1. Lo traigo a colación porque en realidad tanto usted como yo no sabemos qué espíritu es el que está hablando por medio de nuestro hermano en la fe o el pastor o el evangelista, etc.

Déjeme decirle con respecto al tema de la posesión demoniaca que el enemigo sigue cegando las mentes de las personas. He leído varios artículos de autores que creen firmemente que la posesión demoniaca se manifiesta realmente en nuestros días. Pero también he leído artículos de autores que afirman que la posesión demoniaca cesó en los días de Cristo. Es un buen tema para que usted investigue las diferentes teorías y llegue a su propia conclusión.  

Hay cuatro preguntas que quiero compartir. 1. ¿Qué es la posesión demoníaca?  2. ¿Qué es la obsesión demoníaca? 3. ¿Qué es la opresión demoníaca? 4. ¿Puede un cristiano ser poseído por los demonios? La primera consiste en el control de las acciones del cuerpo de un ser humano por parte del enemigo. En la segunda, la persona está solamente intrigada con el tema de la demonología. Cree estar poseída pero en realidad no lo está. La tercera, es la obra de las potestades del mal que acosan o impulsan a las personas a pecar y negar la Palabra de Dios. Haciéndolas sentir espiritualmente muertas. Atadas a las cosas pecaminosas, etc.

La cuarta no tomará un poco más de tiempo. ¿Puede un cristiano ser poseído por los demonios? Sé que algunos sin pensarlo dos veces dirán que no es posible. Otros dirán que puede ser posible. Y usted ¿qué dice? Empecemos por definir qué es un verdadero cristiano. “Un verdadero cristiano es una persona que ha puesto su fe y confianza en la persona de Jesucristo, que reconoce que Él murió en la cruz como pago por todos los pecados personales de cada uno de nosotros y que resucitó al tercer día para obtener la victoria sobre la muerte, para dar la vida eterna a todos los que creamos en Él. Juan 1:12 nos dice: “Más a todos lo que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Un verdadero cristiano es en verdad un hijo de Dios, una parte de la verdadera familia de Dios, y uno a quien le ha sido dado una nueva vida en Cristo. Por lo tanto, Dios pone un deseo en el corazón del cristiano de cambiar totalmente su estilo de vida y le incentiva a llevar una vida santa y pura. La marca de un cristiano verdadero es demostrar amor hacia los demás y la obediencia a la Palabra de Dios. Esto lo vemos en las Sagradas Escrituras en 1 Juan 2:4 y en 1 Juan 2:10” (http://www.gotquestions.org/).

Ya hemos visto que un verdadero cristiano es una persona que ha puesto su fe y confianza en la persona de Jesucristo. Que es un fiel seguidor de Cristo. Una persona guiada por el Espíritu Santo. Que obedece la Palabra de Dios. Si el cristiano tiene estas características en común, entonces, ¿puede un cristiano ser poseído por los demonios? Algunos dicen que la Biblia enseña que un cristiano, un creyente bautizado que tiene al Espíritu Santo morando en él, no puede ser poseído por un espíritu inmundo. Que los cristianos llenos del Espíritu no pueden ser poseídos por los demonios. Mientras otros afirman que independientemente de… los cristianos pueden ser poseídos por los demonios. Incluso, estos últimos afirman que Saúl, Salomón y otros hombres de Dios fueron llenos del Espíritu Santo y cayeron.

Bueno, cayeron no porque estaban llenos del Espíritu Santo, sino porque se apartaron de Dios escuchando a espíritus de demonios. Una persona que no obedece la voz del Espíritu Santo es presa fácil para el enemigo. Entiendo que la apariencia de piedad de Judas es un buen ejemplo de lo antes mencionado. Este hombre caminó con Jesús, pero el final de su vida revela que no tuvo una relación personal con Dios.      

Repito una vez más la pregunta, ¿Puede un cristiano ser poseído por los demonios? Pienso que una persona que es un fiel seguidor de Cristo, y que es guiada por el Espíritu Santo no puede ser poseída por el demonio. No puede ser poseída porque es Dios quien controla su vida. Puede sufrir opresión de parte del maligno pero no la puede poseer. Como único puede ser poseída es cuando la persona deja de escuchar la voz de Dios. Es cierto que los espíritus del mal atacan a la iglesia pero entran en aquellas personas que como Judas dejan de escuchar la voz del Espíritu Santo. Toman posesión en aquellos que se apartan de Dios para enseñar sus propios conocimientos. Toman posesión en aquellos que exhiben un estilo de vida irreverente.   

El pastor Pablo Caballero dice: “Cuando los espíritus inmundos atacan a la iglesia, no es a un edificio a lo que están atacando, sino a nosotros los creyentes. Cuando hablamos de este ataque, no nos estamos refiriendo a que los cristianos pueden estar poseídos por demonios. En la Biblia yo no veo a ningún cristiano poseído por demonios ni tampoco es esto un concepto bíblico, pues la Biblia dice que cuando una persona viene a Cristo, el Espíritu Santo ya no solo está con él, sino también en él. Donde el Espíritu Santo mora no pueden vivir demonios, porque Él es SANTO. Pero el ser atacado por demonios es algo que la Biblia sí demuestra claramente a muchos creyentes teniendo estas batallas. El mismo Jesús fue tentado por Satanás, y aun cuando Él no le dio ninguna cabida, dice la Biblia que Satanás se apartó de Él por un tiempo, indicando así que más tarde en la vida de Jesús el enemigo volvió de nuevo a tratar de tentarle” (Pablo Caballero. http://mensajesbelen.galeon.com/).

No olvide que el enemigo es un ser DERROTADO. Fue derrotado y expulsado del cielo. Su maldad no pudo prevalecer (Ez. 28:13-18; Is. 14:12-20; Ap. 12:7-9). Fue derrotado en este mundo donde proclamó su reino. Jesús dijo: “Éste es el momento en que el mundo va a ser juzgado, y ahora será expulsado el que manda en este mundo. Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo. Con esto daba a entender de qué forma había de morir” (Jn. 12:31-33, DHH).

El enemigo fue derrotado en la cruz por medio del sacrificio de Cristo. Es decir, por la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Pero donde se obtuvo la victoria en realidad fue en el Getsemaní. Allí nuestro Señor Jesús triunfó por medio de la oración. Así también nosotros venceremos por medio de la comunión con Cristo y el Padre. La Palabra de Dios dice que nuestro Señor Jesús vino al mundo para destruir las obras del diablo: “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (I Jn. 3:8, RVR 1960).

Es por medio de su sacrificio en la cruz que Cristo redime a la humanidad del poder del enemigo. Fuimos cautivos del enemigo hasta que el Hijo de Dios dio su vida por nosotros. Allí en la cruz pagó por nuestros pecados. Fue allí donde derrotó al enemigo y le puso fin a todos los derechos que éste tenía sobre nosotros (2 Cor. 4:4). La Biblia dice que “Dios nos libró del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo, por quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados” (Col. 1:13, 14, DHH).

No estamos solos. La Palabra de Dios dice: “Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre, así también Jesús fue de carne y sangre humana, para derrotar con su muerte al que tenía poder para matar, es decir, al diablo. De esta manera ha dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viven como esclavos durante toda la vida. Pues ciertamente no vino para ayudar a los ángeles, sino a los descendientes de Abraham. Y para eso tenía que hacerse igual en todo a sus hermanos, para llegar a ser Sumo sacerdote, fiel y compasivo en su servicio a Dios, y para obtener el perdón de los pecados de los hombres por medio del sacrificio. Y como él mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que también son puestos a prueba” (Heb. 2:14-18, DHH). ¡Bendito sea el Nombre del que VIVE para siempre! ¡Alabado sea el nombre de nuestro Señor Jesucristo!

Jesús murió, resucitó y triunfó sobre la muerte, el poder de Satanás y las potestades de las tinieblas. Antes de ascender al cielo dijo: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra" (Mt. 28:18, RVR). Las Sagradas Escrituras dicen que: “Dios despojó de su poder a los seres espirituales que tienen potencia y autoridad, y por medio de Cristo los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso” (Col. 2:15, DHH). Satanás y sus demonios fueron derrotados, humillados y despojados públicamente de toda su autoridad. Note que mientras estos sufren la derrota, en el cielo hay regocijo porque Jesús ascendió con la victoria. La Biblia dice que Cristo fue honrado y glorificado. Que Jesús fue sentado a la diestra de Dios sobre todas las potestades. Note lo que dice la Palabra: “… cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, poniéndolo por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que existe, tanto en este tiempo como en el venidero. Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo…” (Ef. 1:20-22, DHH).

Tremendo poder y autoridad. Respecto a este poder del Padre celestial, la Palabra dice: “… y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia cuando resucitó a Cristo…” (Ef. 1:19, 20, DHH).

El poder de Dios no tiene límites. Es el mismo poder que resucitó a Cristo para derrotar a Satanás y a sus potestades. El profeta Jeremías dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jr. 33:3, RVR 1960). Podemos clamar a Dios por ese poder. Y Dios nos responderá. Lo hará siempre y cuando estemos haciendo su voluntad. Que estemos viviendo un estilo de vida de acuerdo con las Sagradas Escrituras. Si eres una persona que vives conforme al evangelio no tienes por qué temer (Mt. 25:23).

Jesús prometió y cumplió. La victoria se hizo realidad. Ahora falta que esa victoria se haga realidad en nuestra vida. El apóstol Pablo dijo: “… y juntamente con Él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús” (Ef. 2:6, RVR 1960). Es decir, que la victoria de Jesús es nuestra victoria. Por la fe estamos sentados desde ya con Él en los lugares celestiales. ¡Sí en los lugares celestiales! ¿Y por qué por la fe? Porque estamos acostumbrados solamente hablar de la vida eterna para el futuro. Pero acostumbrémonos a empezar a vivir para la vida eterna desde aquí. Porque la Palabra de Dios dice que sin santidad nadie verá al Señor, “Esfuércense por vivir en paz con todos y procuren llevar una vida santa, porque los que no son santos no verán al Señor” (Heb. 12:14, NTV). Se comienza la preparación para la vida eterna desde aquí porque “en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta… los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados” (1 Cor. 15:52, NVI). Dice que seremos transformados porque sin santidad nadie verá al Señor. Pero es una vida que debemos comenzar a vivir desde aquí. De acuerdo al pasaje de Efesios 2:6 somos partícipes en su muerte, resurrección y compartimos su victoria sobre el enemigo. Pero hay más, también se nos ha dado autoridad sobre todo enemigo, “Tengan la seguridad de que les he dado autoridad de aplastar escorpiones y serpientes y autoridad sobre todo el poder del enemigo. Nada les hará daño” (Lc. 10:19, PDT).

Esa autoridad y poder que se nos ha dado tiene nombre y apellido. No es que tomemos la autoridad con nuestra fuerza y empecemos a luchar contra el enemigo. ¡No! Lo que la Biblia dice es que “seamos fuertes en el Señor y en su gran poder” (Ef. 6:10, NTV). Por eso el apóstol Santiago dice: “Sométanse, pues, a Dios. Resistan al diablo, y éste huirá de ustedes” (Sant. 4:7, DHH). “Resístanle firmes en la fe” (1 Pe. 5:9, DHH). “La fe que viene por el oír la Palabra de Dios (Rom. 10:17, RVR). Palabra de Dios que hay que obedecer con valor y firmeza. “Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza” (Jos. 1:9, DHH). Es con el poder de Dios. Así es como único podemos decir: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom. 8:31, RVR 1960).

Tenemos la autoridad de Dios para arremeter contra las mismas huestes de Satanás… y rescatar las almas para Cristo. Sujetos a Cristo. Ceñidos a la verdad; la Sangre de Jesús. Coraza de Justicia; la predicación con entrenamiento y visión. Calzaos los pies con el apresto del evangelio de la paz; la fe que viene por el oír la palabra. El escudo; derribar todo argumento que se levanta contra la Palabra de Dios. El casco; conocimiento y vivencia de la Palabra con profundidad. La espada del Espíritu; y el clamor a toda hora y en toda circunstancias, la oración” (http://www.centraldesermones.com/).

Como seres finitos no podemos enfrentar al enemigo. Sabemos que es un enemigo derrotado (Jn. 16:33). Pero también sabemos que no hay método ni estrategia humana que valga para vencerlo. Nosotros no podemos vencerlo con nuestra fuerza. Nuestro único método, estrategia y arma es Cristo Jesús. Él dijo: “Yo he vencido al mundo…” (Jn. 16:33, PDT). Jesús nos prometió que nunca estaríamos solos. ÉL dijo: “… les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (Mt. 28:29, NTV). Estas palabras se hicieron realidad en la persona del Espíritu Santo (Jn. 16:7). El Espíritu Santo, es nuestro Consolador. Nuestro abogado y auxilio en las tribulaciones. Como único podemos vencer es por la autoridad de Cristo y la ayuda del Espíritu Santo.
Es por medio del poder de Dios que podemos vencer. El apóstol Juan menciona en el libro de Apocalipsis a los que han vencido y cómo lo hicieron. “Ellos lo han vencido (al enemigo) por medio de la sangre del Cordero (su sacrificio en la cruz) y por el testimonio (su testimonio personal referente a Cristo y el evangelio) que dieron. Y no amaron tanto la vida (antes que desobedecer a Cristo y su evangelio prefirieron morir) como para tenerle miedo a la muerte” (Ap. 12:11, NTV). Así es como único podemos vencer.

Recuerde, no olvide el consejo bíblico “… no les crean a todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios…” (1 Jn. 4:1, DHH). Porque “En aquel día muchos me dirán: “Señor, Señor, nosotros comunicamos mensajes en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros.” Pero entonces les contestaré: “Nunca los conocí; ¡aléjense de mí, malhechores!” (Mt. 7:22-23, DHH). Así que por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7:20, RVR 1995). Como dice otra versión, “Así es, de la misma manera que puedes identificar un árbol por su fruto, puedes identificar a la gente por sus acciones” (Mt.7:20, NTV).

Dejo con ustedes la dirección de una lectura relacionada al engaño y posesión demoniaca del libro “Guerra contra los Santos”, de Jessie Penn Lewis, (http://www.apostasynow.com/wotss/05.html). Y esta otra por si le interesa (http://www.amigoval.com/Restrepo/Posesion.htm).

Espero que este material sea de gran bendición para su vida. Pero no olviden el consejo bíblico: “Antes bien, examinadlo todo cuidadosamente, retened lo bueno…” (1 Tes. 5:21, LBLA). ¡Ah! Y no olviden queLos de Berea tenían una mentalidad más abierta que los de Tesalónica y escucharon con entusiasmo el mensaje de Pablo. Día tras día examinaban las Escrituras para ver si Pablo y Silas enseñaban la verdad” (Hch. 17:11, NTV).

No deje de orar. Manténgase en constante comunión con el Padre celestial. Encomiende al Señor su camino para que lo ilumine. Examine el material. Evalué el mismo y retenga todo aquello que le pueda ayudar en su vida espiritual.


¡Que Dios lo bendiga grandemente! ¡Bendecido en Cristo Jesús!

Bibliografía

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Comentario Bíblico Adventista (CBA) (http://advenz.com)

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La Biblia de las Américas (LBLA), (Copyright 1986, 1995, 1997, by The Lockman Foundation) (http://www.biblegateway.com)

Palabra de Dios para Todos (PDT), (2005, 2008, 2012. Centro Mundial de Traducción de La Biblia, 2005, 2008, 2012, World Bible Translation Center) (http://www.biblegateway.com)

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