“Queridos amigos, no les crean a
todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para
averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios…” (1 Jn. 4:1,
DHH).
Hoy día se ve a muchos líderes religiosos en las iglesias,
campañas evangelísticas, células, conciertos, etc., proclamando que tienen un mensaje
de parte de Dios. Insisten que vienen en el nombre del Señor y que son guiados
por el Espíritu Santo. Afirman que su enseñanza es verdadera. No obstante, el
apóstol Juan nos aconseja lo siguiente: “… no les crean a
todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para
averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios…” (1 Jn. 4:1,
DHH).
Este
pasaje nos presenta una situación sumamente seria. El asunto es que no creamos
a todo espíritu. Se nos exhorta a que pongamos a prueba a TODO ESPÍRITU que
dice tener un mensaje de parte de Dios. No importa si es su pastor(a),
evangelista, sacerdote, profeta, apóstol, capellán, consejero espiritual, su
esposo(a), etc. El texto bíblico es explícito: a “TODO ESPÍRITU”. Aquí no se
excluye a nadie. Es una amonestación directa a los falsos líderes. A los falsos
profetas. A los falsos maestros. Se nos amonesta a no creer en sus enseñanzas.
Que las examinemos y verifiquemos si están de acuerdo a lo que dice las
Sagradas Escrituras (Hch. 17:11, NTV).
¿Cómo
reconocer a los falsos líderes? “Claramente, Jesús indicó que los falsos
maestros son muy engañosos. Tienen algunas indicaciones exteriores que los
hacen parecer genuinos. Pueden llamar a Jesús su Señor, profetizar, sacar
demonios y hacer milagros. Pero la "piel de oveja" sólo esconde al
"lobo rapaz". Ellos no son las verdaderas ovejas. ¿Cómo se puede
saber si son verdaderos o falsos? Su carácter verdadero se puede identificar al
examinar sus "frutos". ¿De cuáles frutos estaba hablando Jesús? De
seguro no son los frutos de los milagros. Al contrario, son los frutos de la
obediencia a todo lo que Jesús enseñó. Aquellos que son verdaderas ovejas harán
la voluntad del Padre. Aquellos que son falsos "serán "hacedores de
maldad" (Mt. 7:23). Nuestra responsabilidad, es comparar sus vidas con lo
que Jesús mandó y enseñó” (David Servant, http://www.heavensfamily.org/ss/discipulado-ensenanza-8/como-reconocer-los-falsos-lideres-religiosos).
En las Sagradas Escrituras se menciona a dos espíritus que por lo general
actúan en la vida del hombre ya sea para el bien o para el mal. El Espíritu Santo
que se le conoce también como el “Espíritu de verdad” (Jn. 16:13). El Espíritu
de Dios inspira la verdad. El otro es el “espíritu de error”, “espíritu de
engaño” o “espíritu del anticristo” (1 Jn. 4:3, 6, BLA). El Espíritu de Dios
nos lleva a la verdad. El rol del otro espíritu consiste en difundir la mentira
(Jn. 8:44). Al difundir la mentira la mezcla con la verdad.
Sin hacer alusiones a nada ni a nadie en particular, sabemos que el
concepto bíblico de un anticristo es todo aquello que se opone a Cristo. Que está
contra Cristo y se pone en el lugar de Cristo. Alguien que se opone a Cristo
desde el principio y ha tratado de destruir a los hijos de Dios, es Satanás. ¡El
Señor lo reprenda! De acuerdo al registro bíblico este
enemigo es astuto (Gn. 3:1, LBLA). Conoce y sabe citar las Sagradas Escrituras al
pie de la letra (Lc. 4:10, 11, LBLA). Busca el momento oportuno para atacar (Lc.
4:13, LBLA). Mezcla la mentira con la verdad para engañar si es posible a los
mismos escogidos (Mt. 24:24, LBLA). Tiene sus súbditos en este mundo caído en
pecado (Ap. 12:12, LBLA).
¿Ha escuchado
a Satanás y a sus huestes demoniacas proclamando el nombre de Dios en la
iglesia? ¿Cómo? ¿Qué usted dice? Eso no puede ser. Le pregunto, ¿Usted cree en
Dios? ¿Cree que Dios existe? ¿Cree que Dios es real? Supongo que contestará que
cree en Dios. Que Dios existe. Que Dios es real. Pues la Biblia dice que Satanás
y sus potestades malignas también creen que Dios existe y tiemblan de miedo (Sant.
2:19). A veces se piensa que es Dios quien habla a través de nuestro hermano en
la fe, el pastor, el evangelista, etc., pero es Satanás quien lo hace. Por eso,
hay que estar alerta. “No todo el que dice Señor, Señor entrará al reino de los
cielos…” (Mt. 7:21, RVR 1995). Y no todo el que dice creer en Dios entrará al
reino de los cielos.
La
Palabra de Dios dice: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hch. 16:31,
RVR 1960). Si usted lee este pasaje en su contexto notará que “no representa toda la enseñanza apostólica. Que solamente en ese momento
se inculcó en el carcelero la verdad de que la salvación depende de la creencia
personal en la obra y vida redentora de Jesús” (CBA). Esta verdad
absoluta es incomprendida por muchos. Es triste escuchar a líderes religiosos decir
que para ser salvo solo tienes que creer. Tienen un concepto equivocado del
pasaje al decir que ‘solo hay que creer y nada más’. Por eso usted escucha a
personas decir “Yo creo en Dios. Eso es lo que importa”, pero continúan
viviendo un estilo de vida que deja mucho que decir. Si fuera solo por creer
pues también los
demonios creen. Una cosa es creer en Dios y otra es creer a Dios. Espero que
usted entienda como el enemigo se disfraza como ángel de luz para engañar (2
Cor. 11:14). El enemigo y sus potestades demoniacas creen en Dios. Reconocen que
Dios es Soberano. Reconocen que nuestro Señor Jesucristo es el Hijo de Dios. Pero
no creen a Dios ni al Hijo.
Podemos
entender que con solamente proclamar a Dios no es suficiente evidencia de ser su
discípulo. Ni tampoco que se tenga al Espíritu Santo. Recuerde el pasaje
bíblico: “No todo el que me dice: Señor, Señor entrará en el reino de los
cielos…”. Son muchos los que proclaman que vienen en el nombre del Señor. Pero
no es lo mismo proclamar al Señor solamente de boca. No es tenerlo en los
labios, sino en el corazón. No es solamente creer en Él, sino creerle a Él. Los
demonios creen en Dios pero no le creen a Dios (Ap. 12: 7-9).
Es triste decirlo, pero hoy día hay muchos que están siendo engañados por
pseudo líderes religiosos que dicen hablar en nombre de Cristo. Por eso, se nos
aconseja que no creamos a todo lo que se predica y se considere que viene de
Dios. El consejo es que pongamos a prueba a todo espíritu para saber
si realmente proviene de Dios.
Desconsuela saber que hay personas que se hacen llamar cristianos pero su
estilo de vida deja mucho que decir. Personas que no estudian la Palabra de
Dios. No abren la Biblia para nada. Dependen solamente de lo que dicen sus
líderes. Es cierto que asisten al templo pero no tienen un compromiso real con
Dios. Personas propensas al error y al engaño debido al descuido de su vida
espiritual. Al no tener una relación personal con Dios ponen su fe y confianza
ciegamente en sus líderes. Asumen que no pueden ser engañados por su pastor, el
sacerdote, profeta, evangelista, etc., porque para ellos son personas
consagradas al ministerio. Sin entender el consejo bíblico que dice: “… puestos
los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe…” (Heb. 12:2, RVR 1960). Sin
entender que debemos poner a
prueba todo espíritu para saber si realmente proviene de Dios (1 Jn. 4:1). No
siguen el consejo de Jesús cuando dijo: “Cuídense
de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios. Vienen a ustedes
disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces” (Mt. 7:15, DHH).
Es triste
ver a personas por todos lados buscando una iglesia que enseñe la sana
doctrina. Una iglesia que viva y predique el evangelio de Jesucristo. Y digo
triste porque hay muchas iglesias enseñando doctrinas que están en desacuerdo con
la Palabra de Dios. Iglesias que enseñan doctrinas de hombres. La Palabra de
Dios dice: “No se dejen llevar por doctrinas
diversas y extrañas…” (Heb. 13:9, RVC). “Mirad que ninguno os engañe por
filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a
los elementos del mundo y no según Cristo” (Col. 2:8, RVA). Incluso, Jesús dijo: “Mi doctrina no es mía, sino de Aquél
que me envió. El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si
viene de Dios o si yo hablo de mí mismo” (Jn. 7:16, 17, RVA). Nosotros no
tenemos problema si el mensaje viene directamente de Jesús. Porque creemos
fielmente en su palabra. Pero las personas a quienes se dirigió en ese momento eran
incrédulas. Por eso, les habló de esa manera.
Hay líderes religiosos influenciados por Satanás enseñando doctrinas de demonios. Sé que estas palabras
son fuertes pero no dejan de ser verdad. Muchas veces las personas se dejan
influenciar por espíritus engañadores y creen que hablan en el nombre de Dios. Estos
espíritus malignos tratan de influenciar a personas cercanas a nosotros. Note lo
que sucedió con una persona muy cercana a Jesús. Una persona que minutos antes
de la reprensión había declarado que Jesús era el Cristo. Cuando el Señor Jesús
hablaba con Pedro, le dijo: “Apártate de mí Satanás, pues eres un tropiezo
para mí” (Mt. 16:23, DHH). Otra versión dice: “¡Aléjate
de mí, Satanás! Representas una trampa peligrosa para mí. Ves las cosas
solamente desde el punto de vista humano, no desde el punto de vista de Dios”
(Mt. 16:23, NTV). Usted dirá, porqué esas palabras tan fuertes. Note que justamente
antes de pronunciar la reprensión, Jesús hablaba de su muerte y resurrección. Y
Pedro llamó a Jesús a un lado y le dijo: Señor, no es necesario que eso acontezca.
Jesús al discernir el espíritu que hablaba por medio de Pedro lo reprendió. La
reprensión que fue dirigida a Pedro, llevaba un mensaje directamente a Satanás.
Porque el enemigo sabía que sería derrotado por la muerte y resurrección de
Jesús. Esto fue revelado en Génesis 3:15. La reprensión de Jesús no implica una
posesión demoniaca en Pedro. Sino que Pedro había hablado bajo la autoridad de
Satanás. Muchas veces esto sucede sin que nosotros lo sepamos claramente. Por
eso el consejo de Juan, “hay que probar de donde proviene el espíritu”.
Se presenta también
otro caso de una joven adivina en el libro Hechos de los apóstoles, capítulo 16:16-18.
Era una joven que seguía días tras día a Pablo y a sus compañeros. Cuando estos
se dirigían a un lugar de oración, la joven adivina los siguió proclamando que
eran siervos del Altísimo. Ella dijo la verdad cuando declaró: "Estos hombres son siervos del Dios
Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación". Pero, ¿por qué un
espíritu maligno tendría que promover a Pablo y a los apóstoles? Porque el
enemigo es muy astuto y conoce muy bien como mezclar la mentira con la verdad.
Note que la joven adivina siguió al grupo por varios días. Sin duda alguna
haría que la gente creyera que ella era parte del grupo. Por eso, Pablo
reprendió al espíritu maligno. Así es como el enemigo se infiltra entre los
hijos de Dios y mezcla la verdad con el error.
La amonestación del apóstol Juan no
es que solamente probemos el espíritu de nuestros vecinos, sino también el nuestro.
Si descuidamos nuestra vida espiritual, la oración, el estudio de la Palabra y todo
aquello que demanda seguir a Cristo, nos pasará como a Pedro. Y si descuidamos nuestra
vida espiritual, entonces, “En el nombre de quien…” estamos hablando. Nuestro testimonio
dirá si es Dios quien dirige nuestra vida
o el enemigo. Hay que doblar rodillas y clamar a
Dios para probar si nuestros pensamientos y acciones vienen de Dios o del enemigo.
Que Dios nos ayude a discernir los espíritus por medio de su Palabra. La Biblia
menciona que los espíritus malignos están en la regiones celestes (Ef. 6:12). Pero
también se manifiestan por medio de las personas en las iglesias, familias, trabajo,
etc.
¿Cómo podemos discernir si el
espíritu es de Dios o del maligno? La Biblia dice que Dios le
dio a la iglesia el poder de discernir los espíritus (1 Cor. 12:10). “Distinguir lo que proviene de Dios, lo que
proviene de Satanás y lo que es humano sin que estemos llenos del Espíritu, no
es sano. Una de las funciones de este don es revelar la presencia de espíritus
del mal en la vida de las personas o en las iglesias. También funciona para
evaluar el recurso de un mensaje profético, de una enseñanza o alguna
manifestación sobrenatural”. (http://enelnombredejesus.blogspot.com/).
Como hemos visto, el discernimiento
de espíritus es un don. Pero no es dado a una persona en particular. Es dado a
la iglesia. Lo importante aquí no es si usted posee el don. De eso se encarga Dios
por medio del Espíritu Santo y a quien se lo quiera dar. Lo importante aquí es que
todo espíritu maligno es echado fuera por la autoridad de Cristo. En su Nombre.
En el NOMBRE que es sobre todo nombre (Flp. 2:9). Esto se logra cuando vivimos
a la altura de la Palabra de Dios. Cuando somos guiados por el Espíritu Santo. Sin
Dios no podemos hacer nada.
Recuerde, nuestra lucha no es
contra sangre ni carne (Ef. 6:12). No olvidemos que el enemigo y sus agentes
malignos no nos pueden hacer nada a menos que Dios lo permita (Job 1: 2). Tenemos
que ser cuidadosos cuando decimos que el poder del enemigo está limitado. En lo
que respecta al plan y propósito
de Dios, pues Sí, su poder está limitado. No tan solo limitado, sino también controlado.
Es más, el tiempo que le queda es corto (Ap. 12:12). Pero también la Biblia
dice: “¡Estén alerta! Cuídense de su gran
enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a
quién devorar” (1 Pe. 5:8, NTV).
“En el libro
de Job, aprendemos que todo lo que el enemigo hace en
el pueblo del Señor, está sujeto a consulta y autorización
de Dios (Job 1:11-12). Ningún demonio es omnipresente,
porque no puede estar en más de un lugar a la vez. No es omnisciente, porque no
puede escudriñar nuestro pensamiento ni las intenciones del corazón, pero tiene
habilidad para atacar nuestra mente y afectar nuestros sentimientos (Hch. 5:1-3;
Jn. 13:27). Los
dardos que lanza son de duda y maldad.
Esto acontece, cuando le damos lugar (Ef. 4:26). Cuando permitimos que
raíces de amargura se afirmen en nosotros (Heb. 12:15). Cuando se quiere
enriquecer sin respetar las reglas de Dios (1 Tim. 6:9-10). Cuando un neófito
es puesto en un gobierno ministerial (1 Tim. 3:6). Cuando un ministro tiene mal
testimonio con las personas que no conocen a Cristo (1 Tim. 3:7). Vemos en
estos pasajes bíblicos tres ángulos de la conducta humana: Actitudes, sentimientos e intereses;
egocentrismo e inmadurez espiritual, que al vivirlos dan ocasión a que el
diablo tome autoridad sobre las vidas”.
“Satanás no tiene control sobre la tierra, porque todo está bajo el absoluto
gobierno de Dios; y además Jesucristo tiene todo el poder y Señorío” (http://www.centraldesermones.com/).
Respecto a la última oración de la fuente
antes citada debo señalar que tanto el absoluto gobierno de Dios, como el poder
y señorío de Cristo no obliga al hombre a obedecerle. Dios dice: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y
el mal…” (Dt. 30:15, RVR 1960). En su gran amor Dios nos dio libre
albedrío. Usted es libre para elegir si quiere aceptar a Jesús como su salvador
e ir a morar eternamente con Él, o elegir a Satanás y la muerte eterna. Dios no
nos obliga a obedecerle. El enemigo no tiene autoridad para hacerlo pero hace
todo lo posible para que usted le obedezca. El control y autoridad que el
enemigo tenga sobre usted es porque usted se lo permitió con su estilo de vida
irreverente.
Los dardos que lanza el enemigo son
de duda y maldad. Si usted sabe que robarse un examen es malo, ¿por qué lo hace?
El dardo de la duda: creo que los estudiantes van a fracasar. La maldad: se
robó el examen y cometió fraude. Excusa: sé que está mal, solo quería ayudar.
Mal negocio. A eso se le llama presunción. La presunción te hace pensar: “Yo sé
que está mal, pero lo voy hacer porque sé que Dios me va a perdonar”. Satanás no
tiene ninguna autoridad sobre usted a menos que se lo permita. No haga negocios
con el enemigo para luego ir al templo a deshonrar el nombre de Dios con sus cantos,
danzas, saltos, etc. Si su estilo de vida es como el ejemplo presentado arriba,
entonces, “En el nombre de quien…” usted predica.
¿Cómo podemos evitar que
las potestades del mal se internen en nuestra mente? Podemos evitar que las potestades del mal se
internen en nuestra mente, por medio de las Sagradas Escrituras y la dirección
del Espíritu Santo. Así descubriremos la(s) estrategia(s) del enemigo. La
Palabra de Dios dice: “¡Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el
diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar. Manténganse firmes contra él y sean fuertes en su fe”
(1 Pe. 5:8, 9, NTV). También dice: “para que
Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Cor.
2:11, RVR 1960). Podemos descubrir sus maniobras de acuerdo a sus
actividades. La Biblia dice en 1 Pedro 5:8, 9 que
cuando descubramos las maquinaciones del enemigo debemos ser sensatos y
estables. Que debemos tener mucho cuidado con nuestros sentimientos y no dejarnos
llevar por las emociones. Pero que debemos estar alerta y consientes. Velando
que nuestro estilo de vida sea agradable a Dios, porque de lo contrario le abrirá
una vía al maligno. Hay que proteger nuestra mente de los ataques del enemigo. Como
dice la Palabra: “Velen y oren para que no cedan ante la
tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil” (Mt.
26:41, NTV). Debemos orar en todo tiempo porque nuestra guerra no es contra
carne ni sangre. Nuestra guerra es espiritual (Ef. 6:12). Al enemigo se le
vence en su terreno. En el campo espiritual. Jesús era un hombre de oración. Venció
al enemigo debido a su comunión con el Padre (Mt. 26:36-46; Mc.
14:32-42).
Nosotros seremos
protegidos del mal si seguimos haciendo el bien para la gloria y honra de Dios.
Esto es lo que dice la Palabra: “¿Quién podrá
hacerles daño, si ustedes siguen el bien?” (1 Pe. 3:13, RVC). Será por eso que
la Palabra de Dios dice que: “… sin santidad nadie verá al Señor” (Heb. 12:14,
RVR 1960). ¿Qué es santidad? Esta
palabra se ha traducido en el Antiguo Testamento del hebreo קדשׁ “qadash” que significa: estar limpio, ceremonial o
moralmente, consagrado, dedicado, puro. En el Nuevo Testamento se ha traducido
de la palabra griega ἅγιος “hagios” que
significa: sagrado, físicamente puro, moralmente irreprensible y
ceremonialmente consagrado, santo. Eso es lo que Dios demanda de nosotros. “Ustedes
deben cambiar completamente su manera de pensar, y ser honestos y santos de
verdad, como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como Él”
(Ef. 4:23, 24, TLA). Dios quiere
que seamos puros porque la pureza de corazón es un arma poderosa contra el
enemigo. Véalo en la vida de Job que era “un hombre
muy bueno y honrado. Siempre obedecía a Dios en todo y evitaba hacer lo malo” (Job 1:1, TLA). Y por supuesto en la vida de Jesucristo. Él dijo: “… porque viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mí” (Jn.
14:30, RVA).
Es
importante conocer la(s) estrategia(s) del enemigo. Como también es importante mantenerse
en oración pidiendo al Señor que nos proteja del maligno. Pero no olvidemos que
nuestras vidas deben ser santificadas. Es decir, una vida apartada de todo lo
malo. Nuestro estilo de vida debe ser santificado para que las promesas de Dios
puedan cumplirse en nosotros.
Respecto a la
operación de espíritus malignos debo mencionar que además de los casos de Pedro
y la joven adivina, la Biblia registra otros casos pero en diferentes
circunstancias. Estos podrían clasificarse como casos de opresión demoniaca o posesión
demoniaca. No los menciono porque usted ha leído sobre el particular. Pero mi
punto es que estos casos de operación de espíritus se aplican también a 1 Juan
4:1. Lo traigo a colación porque en realidad tanto usted como yo no sabemos qué
espíritu es el que está hablando por medio de nuestro hermano en la fe o el
pastor o el evangelista, etc.
Déjeme
decirle con respecto al tema de la posesión demoniaca que el enemigo sigue
cegando las mentes de las personas. He leído varios artículos de autores que
creen firmemente que la posesión demoniaca se manifiesta realmente en nuestros días.
Pero también he leído artículos de autores que afirman que la posesión
demoniaca cesó en los días de Cristo. Es un buen tema para que usted investigue
las diferentes teorías y llegue a su propia conclusión.
Hay cuatro preguntas que quiero
compartir. 1. ¿Qué es la posesión demoníaca? 2. ¿Qué es la obsesión demoníaca? 3. ¿Qué es la
opresión demoníaca? 4. ¿Puede un
cristiano ser poseído por los demonios? La primera
consiste en el control de las acciones del cuerpo
de un ser humano por parte del enemigo. En la segunda, la persona está
solamente intrigada con el tema de la demonología. Cree estar poseída pero en
realidad no lo está. La tercera, es la obra de las potestades del mal que acosan
o impulsan a las personas a pecar y negar la Palabra de Dios. Haciéndolas
sentir espiritualmente muertas. Atadas a las cosas pecaminosas, etc.
La cuarta no
tomará un poco más de tiempo. ¿Puede un cristiano ser poseído por los demonios?
Sé que algunos sin pensarlo dos veces dirán que no es posible. Otros dirán que
puede ser posible. Y usted ¿qué dice? Empecemos por definir qué es un verdadero
cristiano. “Un verdadero cristiano es una persona que ha puesto su fe y confianza en
la persona de Jesucristo, que reconoce que Él murió en la cruz como pago por
todos los pecados personales de cada uno de nosotros y que resucitó al tercer
día para obtener la victoria sobre la muerte, para dar la vida eterna a todos
los que creamos en Él. Juan 1:12 nos dice: “Más a todos lo que le recibieron, a
los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” Un
verdadero cristiano es en verdad un hijo de Dios, una parte de la verdadera
familia de Dios, y uno a quien le ha sido dado una nueva vida en Cristo. Por lo
tanto, Dios pone un deseo en el corazón del cristiano de cambiar totalmente su
estilo de vida y le incentiva a llevar una vida santa y pura. La marca de un
cristiano verdadero es demostrar amor hacia los demás y la obediencia a la
Palabra de Dios. Esto lo vemos en las Sagradas Escrituras en 1 Juan 2:4 y en 1
Juan 2:10” (http://www.gotquestions.org/).
Ya hemos
visto que un verdadero cristiano es una persona que ha puesto su fe y
confianza en la persona de Jesucristo. Que es un fiel seguidor de Cristo. Una persona
guiada por el Espíritu Santo. Que obedece la Palabra de Dios. Si el cristiano
tiene estas características en común, entonces, ¿puede un cristiano ser poseído por los demonios? Algunos dicen que la Biblia
enseña que un cristiano, un creyente bautizado que tiene al Espíritu Santo
morando en él, no puede ser poseído por un espíritu inmundo. Que los cristianos
llenos del Espíritu no pueden ser poseídos por los demonios. Mientras otros afirman
que independientemente de… los cristianos pueden ser poseídos por los demonios.
Incluso, estos últimos afirman que Saúl, Salomón y otros hombres de Dios fueron
llenos del Espíritu Santo y cayeron.
Bueno, cayeron no porque estaban
llenos del Espíritu Santo, sino porque se apartaron de Dios escuchando a
espíritus de demonios. Una persona que no obedece la voz del Espíritu Santo es
presa fácil para el enemigo. Entiendo que la apariencia de piedad de Judas es
un buen ejemplo de lo antes mencionado. Este hombre caminó con Jesús, pero el
final de su vida revela que no tuvo una relación personal con Dios.
Repito una
vez más la pregunta, ¿Puede un cristiano ser poseído por los demonios? Pienso
que una persona que es un fiel seguidor de Cristo, y que es guiada por el
Espíritu Santo no puede ser poseída por el demonio. No puede ser poseída porque
es Dios quien controla su vida. Puede sufrir opresión de parte del maligno pero
no la puede poseer. Como único puede ser poseída es cuando la persona deja de
escuchar la voz de Dios. Es cierto que los espíritus del mal
atacan a la iglesia pero entran en aquellas personas que como Judas dejan de
escuchar la voz del Espíritu Santo. Toman posesión en aquellos que se apartan
de Dios para enseñar sus propios conocimientos. Toman posesión en aquellos que exhiben
un estilo de vida irreverente.
El pastor Pablo
Caballero dice: “Cuando los espíritus inmundos atacan a la iglesia, no es a un
edificio a lo que están atacando, sino a nosotros los creyentes. Cuando
hablamos de este ataque, no nos estamos refiriendo a que los cristianos pueden
estar poseídos por demonios. En la Biblia yo no veo a ningún cristiano poseído
por demonios ni tampoco es esto un concepto bíblico, pues la Biblia dice que
cuando una persona viene a Cristo, el Espíritu Santo ya no solo está con él,
sino también en él. Donde el Espíritu Santo mora no pueden vivir demonios,
porque Él es SANTO. Pero el ser atacado por demonios es algo que la Biblia sí
demuestra claramente a muchos creyentes teniendo estas batallas. El mismo Jesús
fue tentado por Satanás, y aun cuando Él no le dio ninguna cabida, dice la
Biblia que Satanás se apartó de Él por un tiempo, indicando así que más tarde
en la vida de Jesús el enemigo volvió de nuevo a tratar de tentarle” (Pablo
Caballero. http://mensajesbelen.galeon.com/).
No olvide que el enemigo es un ser
DERROTADO. Fue derrotado y expulsado del cielo. Su maldad no pudo prevalecer (Ez.
28:13-18; Is. 14:12-20; Ap. 12:7-9). Fue derrotado en este mundo donde proclamó
su reino. Jesús dijo: “Éste es el momento en que el mundo va a
ser juzgado, y ahora será expulsado el que manda en este mundo. Pero cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí
mismo. Con esto daba a entender de qué forma había de morir” (Jn. 12:31-33,
DHH).
El enemigo fue derrotado en la cruz por medio del
sacrificio de Cristo. Es decir, por la muerte y resurrección de nuestro Señor
Jesucristo. Pero donde se obtuvo la victoria en realidad fue en el Getsemaní. Allí
nuestro Señor Jesús triunfó por medio de la oración. Así también nosotros
venceremos por medio de la comunión con Cristo y el Padre. La Palabra de Dios dice
que nuestro Señor Jesús vino al mundo para destruir las obras del diablo: “Para
esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” (I Jn. 3:8,
RVR 1960).
Es por medio de su
sacrificio en la cruz que Cristo redime a la humanidad del poder del enemigo. Fuimos
cautivos del enemigo hasta que el Hijo de Dios dio su vida por nosotros. Allí en
la cruz pagó por nuestros pecados. Fue allí donde derrotó al enemigo y le puso
fin a todos los derechos que éste tenía sobre nosotros (2 Cor. 4:4). La Biblia
dice que “Dios nos libró del poder de las tinieblas y nos
llevó al reino de su amado Hijo, por quien tenemos la
liberación y el perdón de los pecados” (Col. 1:13, 14, DHH).
No estamos solos. La Palabra de
Dios dice: “Así como los hijos de una familia son de la misma carne y sangre,
así también Jesús fue de carne y sangre humana, para derrotar con su muerte al
que tenía poder para matar, es decir, al diablo. De esta manera ha
dado libertad a todos los que por miedo a la muerte viven como esclavos durante
toda la vida. Pues ciertamente no vino para ayudar a
los ángeles, sino a los descendientes de Abraham. Y
para eso tenía que hacerse igual en todo a sus hermanos, para llegar a ser Sumo
sacerdote, fiel y compasivo en su servicio a Dios, y para obtener el perdón de
los pecados de los hombres por medio del sacrificio. Y
como él mismo sufrió y fue puesto a prueba, ahora puede ayudar a los que
también son puestos a prueba” (Heb. 2:14-18, DHH). ¡Bendito sea el Nombre del
que VIVE para siempre! ¡Alabado sea el nombre de nuestro Señor Jesucristo!
Jesús murió, resucitó y triunfó sobre la muerte,
el poder de Satanás y las potestades de las tinieblas. Antes de ascender al
cielo dijo: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra" (Mt.
28:18, RVR). Las Sagradas Escrituras dicen que: “Dios despojó
de su poder a los seres espirituales que tienen potencia y autoridad, y por
medio de Cristo los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su
desfile victorioso” (Col. 2:15, DHH). Satanás y sus demonios fueron derrotados,
humillados y despojados públicamente de toda su autoridad. Note que mientras estos
sufren la derrota, en el cielo hay regocijo porque Jesús ascendió con la
victoria. La Biblia dice que Cristo fue honrado y glorificado. Que Jesús fue sentado
a la diestra de Dios sobre todas las potestades. Note lo que dice la Palabra:
“… cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, poniéndolo
por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo
que existe, tanto en este tiempo como en el venidero. Sometió todas las cosas
bajo los pies de Cristo…” (Ef. 1:20-22, DHH).
Tremendo poder y autoridad.
Respecto a este poder del Padre celestial, la Palabra dice: “… y cuán grande y
sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es
el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia cuando resucitó a Cristo…”
(Ef. 1:19, 20, DHH).
El poder de Dios no tiene límites.
Es el mismo poder que resucitó a Cristo para derrotar a Satanás y a sus potestades.
El profeta Jeremías dice: “Clama a mí, y yo te responderé, y
te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jr. 33:3, RVR 1960). Podemos
clamar a Dios por ese poder. Y Dios nos responderá. Lo hará siempre y cuando
estemos haciendo su voluntad. Que estemos viviendo un estilo de vida de acuerdo
con las Sagradas Escrituras. Si eres una persona que vives conforme al
evangelio no tienes por qué temer (Mt. 25:23).
Jesús
prometió y cumplió. La victoria se hizo realidad. Ahora falta que esa victoria
se haga realidad en nuestra vida. El apóstol Pablo dijo: “… y
juntamente con Él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales
con Cristo Jesús” (Ef. 2:6, RVR 1960). Es decir, que la victoria de Jesús es
nuestra victoria. Por la fe estamos sentados desde ya con Él en los lugares
celestiales. ¡Sí en los lugares celestiales! ¿Y por qué por la fe? Porque
estamos acostumbrados solamente hablar de la vida eterna para el futuro. Pero
acostumbrémonos a empezar a vivir para la vida eterna desde aquí. Porque la
Palabra de Dios dice que sin santidad nadie verá al Señor, “Esfuércense por
vivir en paz con todos y procuren llevar una vida santa, porque los que no son
santos no verán al Señor” (Heb. 12:14, NTV). Se comienza la
preparación para la vida eterna desde aquí porque “en un instante, en un abrir
y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta… los muertos resucitarán con un
cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados” (1 Cor. 15:52, NVI). Dice
que seremos transformados porque sin santidad nadie verá al Señor. Pero es una
vida que debemos comenzar a vivir desde aquí. De acuerdo al pasaje de Efesios
2:6 somos partícipes en su muerte, resurrección y compartimos su
victoria sobre el enemigo. Pero hay más, también se nos ha dado autoridad sobre
todo enemigo, “Tengan la seguridad de que les he dado
autoridad de aplastar escorpiones y serpientes y autoridad sobre todo el poder del
enemigo. Nada les hará daño” (Lc. 10:19, PDT).
Esa autoridad y poder que se nos ha
dado tiene nombre y apellido. No es que tomemos la autoridad con nuestra fuerza
y empecemos a luchar contra el enemigo. ¡No! Lo que la Biblia dice es que
“seamos fuertes en el Señor y en su gran poder” (Ef. 6:10,
NTV). Por eso el apóstol Santiago dice: “Sométanse, pues, a Dios. Resistan al
diablo, y éste huirá de ustedes” (Sant. 4:7, DHH). “Resístanle firmes en la fe”
(1 Pe. 5:9, DHH). “La fe que viene
por el oír la Palabra de Dios (Rom. 10:17, RVR). Palabra de Dios que hay que
obedecer con valor y firmeza. “Yo soy quien
te manda que tengas valor y firmeza” (Jos. 1:9, DHH). Es con el poder de Dios. Así
es como único podemos decir: “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
(Rom. 8:31, RVR 1960).
“Tenemos la autoridad de Dios para arremeter contra las mismas huestes de
Satanás… y rescatar las almas para Cristo. Sujetos a Cristo. Ceñidos a la
verdad; la Sangre de Jesús. Coraza de Justicia; la predicación con
entrenamiento y visión. Calzaos los pies con el apresto del evangelio de la
paz; la fe que viene por el oír la palabra. El escudo; derribar todo argumento
que se levanta contra la Palabra de Dios. El casco; conocimiento y vivencia de
la Palabra con profundidad. La espada del Espíritu; y el clamor a toda hora y
en toda circunstancias, la oración” (http://www.centraldesermones.com/).
Como seres finitos no
podemos enfrentar al enemigo. Sabemos que es un enemigo derrotado (Jn. 16:33).
Pero también sabemos que no hay método ni estrategia humana que valga para
vencerlo. Nosotros no podemos vencerlo con nuestra fuerza. Nuestro único método,
estrategia y arma es Cristo Jesús. Él dijo: “Yo he vencido al mundo…” (Jn.
16:33, PDT). Jesús nos prometió que nunca estaríamos solos. ÉL dijo: “… les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta
el fin del mundo” (Mt. 28:29, NTV). Estas palabras se
hicieron realidad en la persona del Espíritu Santo (Jn. 16:7). El Espíritu
Santo, es nuestro Consolador. Nuestro abogado y auxilio en las tribulaciones.
Como único podemos vencer es por la autoridad de Cristo y la ayuda del Espíritu
Santo.
Es por medio del poder de Dios que podemos
vencer. El apóstol Juan menciona en el libro de Apocalipsis a los que han vencido
y cómo lo hicieron. “Ellos lo han vencido (al enemigo) por
medio de la sangre del Cordero (su sacrificio en la cruz)
y por el testimonio (su
testimonio personal referente a Cristo y el evangelio) que dieron. Y no amaron
tanto la vida (antes que desobedecer a Cristo y
su evangelio prefirieron morir) como para tenerle miedo
a la muerte” (Ap. 12:11, NTV). Así es como único podemos
vencer.
Recuerde, no olvide el consejo
bíblico “… no les crean a todos los que afirman hablar de
parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen
realmente proviene de Dios…” (1 Jn. 4:1, DHH). Porque “En aquel día muchos me
dirán: “Señor, Señor, nosotros comunicamos mensajes en tu nombre, y en tu
nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros.” Pero entonces les contestaré: “Nunca los conocí; ¡aléjense de mí,
malhechores!” (Mt. 7:22-23, DHH). “Así que por sus
frutos los conoceréis” (Mt. 7:20, RVR 1995). Como dice otra versión, “Así es,
de la misma manera que puedes identificar un árbol por su fruto, puedes
identificar a la gente por sus acciones” (Mt.7:20, NTV).
Dejo con ustedes la dirección de una lectura relacionada
al engaño y posesión demoniaca del libro “Guerra contra los Santos”, de Jessie
Penn Lewis, (http://www.apostasynow.com/wotss/05.html). Y esta otra por si le
interesa (http://www.amigoval.com/Restrepo/Posesion.htm).
Espero que este material sea de
gran bendición para su vida. Pero no olviden el consejo bíblico: “Antes bien, examinadlo todo cuidadosamente, retened lo bueno…” (1 Tes. 5:21, LBLA). ¡Ah! Y no olviden que “Los de Berea tenían una mentalidad más abierta
que los de Tesalónica y escucharon con entusiasmo el mensaje de Pablo. Día tras día examinaban las Escrituras para
ver si Pablo y Silas enseñaban la verdad”
(Hch.
17:11, NTV).
No deje de orar. Manténgase en constante comunión con el Padre celestial.
Encomiende al Señor su camino para que lo ilumine. Examine el material. Evalué el
mismo y retenga todo aquello que le pueda ayudar en su vida espiritual.
¡Que Dios lo bendiga grandemente! ¡Bendecido en
Cristo Jesús!
Bibliografía
Palabra de
Dios para Todos (PDT), (2005, 2008, 2012. Centro Mundial de Traducción de La
Biblia, 2005, 2008, 2012, World Bible Translation Center) (http://www.biblegateway.com)
Nueva
Versión Internacional (NVI), (La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional,
NVI, Copyright 1999, by Biblica, Inc. Used
by permission. All rights reserved worldwide)(http://www.biblegateway.com)